22 de noviembre de 2013

Derriba el muro {19} Maratón.

Miércoles 26 de noviembre 2012; 09:34

Anoche fui a la enfermería, pero no había nadie. Y como suicida qué soy, o era, aprendí como cocer cortes. Así qué necesite unos dieciséis puntos de sutura en aquel corte qué Max me hizo en el brazo. En la cara, con un poco de alcohol, intente curar mi mejilla. En la cabeza, sabía qué me había abierto una brecha, y no sabía qué hacer, así qué la deje estar. Capaz qué así me iba de este puto mundo. Pero no, apareció la enfermera y al verme, se volvió loca. Corrió de un lado a otro, me curo al completo. Le dije qué no le dijera a nadie esto. Ella, con miedo, asintió. Pero me dijo qué debía estar en reposo. Me puso una venda atorada a mi cabeza, haciendo una especie de diadema hippie muy fea.

—Entonces…¿te caíste de las escaleras anoche, porque te resbalaste? —Repitió Caitlin intentándolo asimilar.
—Sí. —Mentí.
—Bueno, nosotras debemos ir a la próxima clase. —Hicieron una mueca— Te queremos.
—Adiós.

Ellas salieron del cuarto, pero las vi quedarse paradas de la puerta. No le di importancia, y seguí mirando mi cuarto. Hasta qué mi cama se hundió a mi lado. Mire y vi a Justin.

—¿Quién te golpea?
—¿Qué? —Intente reír.
—No estoy de coña, Brenda. ¿Quién demonios te hizo eso?
—Me caí.
—Claro, ¿eh? —Me miro mal— Te caíste y golpeaste el ojo, la mejilla, la pierna, la cabeza…
—Es razonable, puede haberme pasado.
—Puede. —Repitió remarcando— Pero no paso. Me estás ocultando cosas.

En ese momento, mi cuerpo estaba bajo al completo. Estaba débil, lo menos qué quería era discutir, solo quería desaparecer e irme.

—No quería hacerte llorar, Bren… —Susurro Justin
—No estoy llorando. —Dije alto y claro, hasta qué toque mis mejillas con cuidado y note mojado.
—Por favor, dime quién te está haciendo esto…
—Yo…yo… —Suspiré, y rompí en llanto— Lo siento.
—No lo sientas, no es tu culpa.

Mi mente dio una sacudida, haciéndome entrar en razón. Sabía qué sin Justin corría peligro, me estaba dando cuenta de eso. Además de darme cuenta de cuánto lo amaba y necesitaba. Solo quería qué él fuese quien me protegiese, quería qué él fuera quien me mimase, quien me salvará…Le quería a él. ¡Reacciona Brenda! Me grito mi conciencia.
Con mis ojos llenos de lágrimas, con el labio temblando, me acerque hasta él y deposite un beso en sus labios, sintiéndome nueva. El poso su mano detrás de mi cuello, acercándome de nuevo.

—Solo quiero qué este bien, mi amor. —Susurro contra mis labios.

Asentí con la cabeza una vez, y deje qué él rompiera la distancia y me besará de nuevo.

—¿Quién te golpeo? —Preguntó después de separarnos.
—Max. Él me golpeo la semana pasada, y ayer porque me dijo que estaba de tu lado…
—Será cabrón, es un hijo de perra… —Él se tenso, noté como sus ojos color miel oscurecieron, perdiendo aquel brillo.
—No se lo digas a nadie, no quiero qué me golpeé. —Mire a mis manos.
—Nadie te hará daño, Brenda. —Entrelazo nuestras manos— Nadie, mientras yo esté a tu lado para protegerte.

Los dos nos quedamos en silencio. Sentí la necesidad de nunca separarme de él, pero sabía qué me había mentido. Lo sabía perfectamente y aun así me enamoré.

—¿Por qué me mentiste, Justin?
—Yo… —Él se veía nervioso— No soy quién crees, Brenda.
—Pues dime quién eres, para saber de quién me enamoré.
—Soy Justin Bieber, un criminal, un asesino. —Me miro a los ojos— ¿De verdad estás enamorada de mí? —Elevo una ceja con una sonrisa.
—Bieber, sigue con lo otro si no quieres qué te parta a cara. —Le sonreí dulcemente.
—Vale, vale. —Sonrió— Tu padre, Max Maslow, también está metido en la mierda esta del crimen y trapicheos. Él y su banda son nuestros contrincantes, con nuestros meto a Ryan en todo el ajo. Mmm…a ver, yo quiero dejarlo. Lo quiero dejar por ti, pero después de lo qué te hizo Max, creo qué estaré un poco más hasta matar a ese hijo de puta.
—Es mi padre, Jus. —Gemí en queja.
—Lo sé, pero él ha hecho demasiadas cosas malas como para seguir viviendo. —Miro nuestras manos enlazadas— Y te mentí, en eso, y en lo de nuestra relación. Sentía qué si estaba contigo, él nos dejaría en paz a mí y a los chicos. Pero casi qué no fue así. Mi plan salió mal, porque escuchando tu historia, viendo como eras realmente, me enamoré de ti. Y no podía dejarte ir, hasta qué te perdí cuando él te secuestro.

Lo mire anonada. ¿Realmente todo eso era verdad? ¿Ahora debía enfadarme o estar feliz? No lo sé.

—Yo…no sé qué decir, Justin.
—No digas nada. —Elevo con cuidado mi barbilla— Solo perdóname.
—Creo que así será. —Le sonreí.

Por fin en días, tenía una sonrisa sincera en mis labios.

—Brenda. —Me llamo— Recuerda qué de ahora en adelante, nada te pasará.
—Te amo.

—Yo más, mi amor. —Me beso con dulzura. 

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