Miércoles 26 de noviembre 2012; 09:34
Anoche fui a la
enfermería, pero no había nadie. Y como suicida qué soy, o era, aprendí como
cocer cortes. Así qué necesite unos dieciséis puntos de sutura en aquel corte
qué Max me hizo en el brazo. En la cara, con un poco de alcohol, intente curar
mi mejilla. En la cabeza, sabía qué me había abierto una brecha, y no sabía qué
hacer, así qué la deje estar. Capaz qué así me iba de este puto mundo. Pero no,
apareció la enfermera y al verme, se volvió loca. Corrió de un lado a otro, me
curo al completo. Le dije qué no le dijera a nadie esto. Ella, con miedo,
asintió. Pero me dijo qué debía estar en reposo. Me puso una venda atorada a mi
cabeza, haciendo una especie de diadema hippie muy fea.
—Entonces…¿te caíste de
las escaleras anoche, porque te resbalaste? —Repitió Caitlin intentándolo
asimilar.
—Sí. —Mentí.
—Bueno, nosotras
debemos ir a la próxima clase. —Hicieron una mueca— Te queremos.
—Adiós.
Ellas salieron del
cuarto, pero las vi quedarse paradas de la puerta. No le di importancia, y
seguí mirando mi cuarto. Hasta qué mi cama se hundió a mi lado. Mire y vi a
Justin.
—¿Quién te golpea?
—¿Qué? —Intente reír.
—No estoy de coña,
Brenda. ¿Quién demonios te hizo eso?
—Me caí.
—Claro, ¿eh? —Me miro
mal— Te caíste y golpeaste el ojo, la mejilla, la pierna, la cabeza…
—Es razonable, puede
haberme pasado.
—Puede. —Repitió
remarcando— Pero no paso. Me estás ocultando cosas.
En ese momento, mi
cuerpo estaba bajo al completo. Estaba débil, lo menos qué quería era discutir,
solo quería desaparecer e irme.
—No quería hacerte
llorar, Bren… —Susurro Justin
—No estoy llorando.
—Dije alto y claro, hasta qué toque mis mejillas con cuidado y note mojado.
—Por favor, dime quién
te está haciendo esto…
—Yo…yo… —Suspiré, y
rompí en llanto— Lo siento.
—No lo sientas, no es
tu culpa.
Mi mente dio una
sacudida, haciéndome entrar en razón. Sabía qué sin Justin corría peligro, me
estaba dando cuenta de eso. Además de darme cuenta de cuánto lo amaba y
necesitaba. Solo quería qué él fuese quien me protegiese, quería qué él fuera
quien me mimase, quien me salvará…Le quería a él. ¡Reacciona Brenda! Me grito mi conciencia.
Con mis ojos llenos de
lágrimas, con el labio temblando, me acerque hasta él y deposite un beso en sus
labios, sintiéndome nueva. El poso su mano detrás de mi cuello, acercándome de
nuevo.
—Solo quiero qué este
bien, mi amor. —Susurro contra mis labios.
Asentí con la cabeza
una vez, y deje qué él rompiera la distancia y me besará de nuevo.
—¿Quién te golpeo? —Preguntó
después de separarnos.
—Max. Él me golpeo la
semana pasada, y ayer porque me dijo que estaba de tu lado…
—Será cabrón, es un
hijo de perra… —Él se tenso, noté como sus ojos color miel oscurecieron,
perdiendo aquel brillo.
—No se lo digas a
nadie, no quiero qué me golpeé. —Mire a mis manos.
—Nadie te hará daño,
Brenda. —Entrelazo nuestras manos— Nadie, mientras yo esté a tu lado para
protegerte.
Los dos nos quedamos en
silencio. Sentí la necesidad de nunca separarme de él, pero sabía qué me había
mentido. Lo sabía perfectamente y aun así me enamoré.
—¿Por qué me mentiste,
Justin?
—Yo… —Él se veía
nervioso— No soy quién crees, Brenda.
—Pues dime quién eres,
para saber de quién me enamoré.
—Soy Justin Bieber, un
criminal, un asesino. —Me miro a los ojos— ¿De verdad estás enamorada de mí?
—Elevo una ceja con una sonrisa.
—Bieber, sigue con lo
otro si no quieres qué te parta a cara. —Le sonreí dulcemente.
—Vale, vale. —Sonrió—
Tu padre, Max Maslow, también está metido en la mierda esta del crimen y
trapicheos. Él y su banda son nuestros contrincantes, con nuestros meto a Ryan
en todo el ajo. Mmm…a ver, yo quiero dejarlo. Lo quiero dejar por ti, pero
después de lo qué te hizo Max, creo qué estaré un poco más hasta matar a ese
hijo de puta.
—Es mi padre, Jus.
—Gemí en queja.
—Lo sé, pero él ha
hecho demasiadas cosas malas como para seguir viviendo. —Miro nuestras manos
enlazadas— Y te mentí, en eso, y en lo de nuestra relación. Sentía qué si
estaba contigo, él nos dejaría en paz a mí y a los chicos. Pero casi qué no fue
así. Mi plan salió mal, porque escuchando tu historia, viendo como eras
realmente, me enamoré de ti. Y no podía dejarte ir, hasta qué te perdí cuando
él te secuestro.
Lo mire anonada.
¿Realmente todo eso era verdad? ¿Ahora debía enfadarme o estar feliz? No lo sé.
—Yo…no sé qué decir,
Justin.
—No digas nada. —Elevo
con cuidado mi barbilla— Solo perdóname.
—Creo que así será. —Le
sonreí.
Por fin en días, tenía
una sonrisa sincera en mis labios.
—Brenda. —Me llamo—
Recuerda qué de ahora en adelante, nada te pasará.
—Te amo.
—Yo
más, mi amor. —Me beso con dulzura.
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