19 de julio de 2013

Derriba el muro {05} Maratón 1/3

19:12
-Y bueno, eso es todo. –Termino de decirle Brenda a Chaz.
-Entonces, ¿faltaste porque fuiste a la enfermería porque te dolía la espalda?
-Sí, exacto. –Río, se había creído la mentira- Pero…esa pregunta fue muy larga, Chaz.
-Bueno, sí. –Sonrío.

Estuvieron hablando por un rato más. La verdad qué Brenda tenía qué irse pronto. Se despidieron y ella camino rápidamente hacía su cuarto. Entro, soltó sus libros sobre la cama y suspiro. Se sentía extraña. Más bien, sentía extraño el trato con Justin. Además él parecía muy bipolar.

«¿Cómo dormiré con Justin sin qué nos pille nadie? Es qué…¡Dios! ¡No pueden pillar si dormimos en su habitación!»

Primer problema con el trato.

+++

Justin no paraba de darle vueltas a la cabeza. Tercer día de curso y había conseguido qué la nueva durmiese con él. Bueno, más bien era para ganar la maldita apuesta. La va a ganar, la tenía qué ganar. Un toqueteo en la puerta de su cuarto lo saco de sus pensamientos.

-Está abierto. –Dijo desde la cama.

La puerta color caoba se abrió y paso ella. Justin la miro sorprendido. ¿Qué hacía ella aquí? Parecía irreal. Se odiaban. Y, de la nada, ella llega a su cuarto.

-¿Tú por aquí? –Se levanto y se sitúo enfrente de ella.
-Venía a aclarar algo.
-Bien, dime.
-¿Dónde dormiremos?
-¿Ansiosa? –Levanto una ceja divertido. Ella lo fulmino con la mirada- Supongo qué aquí.
-Te recuerdo qué, aquí, también duerme mi novio.
-¿Chaz?
-Sí, el mismo.
-Tranquila, él hoy va a visitar a sus padres. Están en la ciudad. ¿No te dijo nada tu noviecito?
-No, no me dijo. –Miro a otro lado.
-¿Quieres quedarte ya o vienes más tarde?
-¿Y Ryan? –Volvió a mirarle y no le respondió.
-Estará follando con alguna, de lo más seguro.
-Otra cosa, ¿prefieres qué durmamos juntos, antes de estarte tirando a alguna puta?
-Sí. –Dijo seductor acercándose a ella. Relamió sus labios- Aunque más quiero aun tener sexo duro contigo.

Seguidamente acarició la cadera de Brenda. Sus bellos se erizaron. Cerró los ojos con fuerza y mordió su labio inferior.

-Quieto… -Susurro. Dio unos pasos alejándose de él– Dijiste solo dormir. –Abrió de golpe los ojos.
-Y locuras, nena.
-No me llames nena.
-¿Por qué?
-No soy tu nena. Es más, no somos amigos.
-¿Y por qué aceptaste la apuesta, nena? –Él pregunto con una sonrisa burlona al decir de nuevo “nena”.
-Para qué me dejes tranquila.
-¿Sabes qué el trato es peor?
-¿Quieres qué lo cancele?
-Una vez hecho un trato con Justin Bieber –Sonrío de lado- es difícil deshacerse de él.

Ella gruño.

-Voy a por mí pijama.
-Buena chica. –Le sonrío burlón.

Brenda salió murmurando todo tipo de insultos para Justin. Llego a su cuarto. Estaba cogiendo el pijama cuando escucho el ruido de la puerta.

-¡Hola, Bren! –Saludo alegre Abby.
-Hola, pequeña.
-¿Qué haces? –Se acerco a ella.
-Coger el pijama.
-¿Para qué?
-Para cambiarme. –Respondió. Mientras se acercaba a la típica mochila qué llevaba a clases. Metió el pijama, el uniforme para mañana y los libros necesarios.
-¿Te mudas o qué? –Pregunto de nuevo- Un momento… -Se sorprendió- No te irás a quedar en la habitación de ningún chico, ¿verdad?
-Te cuento mañana, loca. –Beso su mejilla- Me voy.
-Eh, eh, eh, señorita. Cuénteme ahora mismo.
-Mañana. –Le sonrío burlona.

Salió de su habitación. Abby no paraba de gritarle. Pero la pequeña Anne solo reía. Al momento vio a Chaz por el pasillo de la residencia de chicos. «Mierda»

-¡Hey, Brenda! –La llamo.
-Hola. –Sonrío.
-Se me olvido decirte qué… -Comenzó a decir, pero ella lo interrumpió.
-Sí, vas con tus padres.
-Wow, ¿cómo sabes?
-Me contaron.
-Vale, entonces, era solo eso. –Sonrío- Ten cuidado, por favor.
-Sí, ¿cuándo vuelves?
-Justo el viernes.
-Vale, te quiero.
-Y yo.

Chaz se fue por su lado y Brenda por el de ella. Llego al cuarto de Justin. Antes de abrir la puerta, escucho gritos.

-¡Aléjate de esa perra!
-¡Jaz! ¡No somos nada y estoy con quién quiera!
-¿Perdona? Por si no sabías, Ryan ya se la ha tirado.
-¿Qué?
-¡Lo qué oyes, Bieber!

Seguidamente la puerta se abrió y salió Jazmin. Echa una furia. Brenda qué estaba escondida, salió de su escondite y se acerco a la puerta. Justin estaba pasando sus manos por su pelo.

-¿Se…se puede? –Pregunto dubitativa ella.
-Sí, pasa. –Hizo un gesto con la mano.

Brenda dejo su mochila en el suelo y miro a Justin.

-¿Discutías con Jazmin?
-No te incumbe.
-Oh, perdoné su majestad. –Dijo con ironía.

Justin se acerco a ella y la señalo.

-No te pases. –Dijo furioso.
-¿Qué me harás?
-¡Cállate, perra! –Dijo empotrándola contra la pared.

Los ojos de ella reflejaban el temor puro. Este chico era bipolar. Demasiado. Era extraño, es raro, es Justin Bieber. Brenda tembló levemente. Miro los ojos de su oponente. Su color miel era más oscuro.

-Lo…lo siento. –Trago saliva.
-Jamás vuelvas a hacer eso, nunca me encares. Ya te he aguantado lo suficiente estos tres días. –La soltó.

Él respiro hondo. Aun no sabe controlar su furia. Le cuesta. La miro, suspiro.

-¿Trajiste tus cosas?
-Sí. –Miro al suelo.
-Bien, si quieres cambiarte y ponerte ya el pijama, ahí está el baño. A menos qué te quieras cambiar delante de mí. –Ella elevo una ceja. ¿Cómo podía ser así? Tan…bipolar.

Ella cogió su pijama y entro al baño. Se quito la ropa que llevaba. Después se coloco el pijama. Era simple, unos pantalones cortos –no mucho- y una camisa de manga larga. Y, sí, para tapar sus cortes. Recogió la ropa y salió. La guardo en la maleta. La atenta de mirada de Justin sobre ella, la intimidaba. Pero ahora tenía miedo de abrir la boca y qué, bueno, él le hiciese algo. Lo miro, poso todo su peso sobre un lado y coloco su mano en la cadera.

-Te ves sexy, nena. –Le sonrío pícaro.
-Lo qué sea. –Puso los ojos en blanco- ¿Tenemos qué dormir en la misma cama?
-Obvio, dije dormir conmigo.
-Socorro. –Susurro.
-¿Decías?
-Qué so…no nada, déjalo. –Dijo nerviosa- ¿No te pones el pijama? –Él andaba sin camisa.
-Nena, yo duermo así.

«¿Qué, qué? ¡No puede dormir con un simple pantalón!»

-Te constiparas, ponte camisa. –Dijo mirando su bien formado abdomen.
-¿Ahora eres mi madre?
-No, pero… -Él la interrumpió.
-Nada, ven y calla.

Ella se estaba acercando cuando escucho una canción. La canción qué avisaba de qué la llamaban. Se dio la vuelta y tomo su móvil. Presiono el botón y lo coloco en su oreja.

-¿Sí? –Contesto.
-Hija. –Dijeron alegremente al otro lado.
-¡Mamá!
-Sí. –Se escucho una risa leve- ¿Qué tal, cariño?
-Bueno… -Ella miro a Justin, hizo una mueca y al suelo- Mal, me quiero marchar, mamá.
-Hija, ¿tan pronto te quieres ir?
-Sí, esto es un asco.
-Pero, ¿qué pasa?
-La gente me trata mal…
-¿Qué? Cariño, habla con un profesor o algo.
-No, tranquila, si estoy protegida. Un amigo me cuida.
-Oh, ¿tienes un amigo?
-Sí, mamá, no sigo siendo tan antisocial.

-¡Con amigo dice novio! –Grito Justin.

Ella lo miro mal, él lo había hecho adrede.

-¿Quién es ese chico? ¿Qué novio?
-Mamá…
-No, dime, hija.
-Es un conocido.
-¿Tu novio?
-¡No! Jamás saldría con esa…cosa.
-¡Hija, respeta!
-Perdón.
-¿Y bien?
-Ahora está alguien delante, te cuento en otro momento.
-Más te vale, eh. Bueno, adiós entonces.
-Sí, te quiero mamá.
-Y yo, hija, y yo.

Colgó y guardo el móvil. Después miro a Justin. Una mirada asesina.

-Eres un maldito capullo. –Le escupió mientras se sentaba en la cama donde se encontraba Justin.
-¿No aprendiste de lo de antes? No te pases.
-¡Pero tú te pasas! ¿Fue necesario decir eso? –Elevo sus hombros- ¡No! No me hagas un maldito gesto, habla, contesta.
-Cállate ya, perra.
-¿Quieres dejar de insultarme?
-No, no quiero. Y más vale qué te cayes ya porque sería capaz de violarte ahora mismo.
-¿Qué?
-¿Eres sorda?
-No, no. –Miro a sus pies- Lo siento.
-Muy bien, ahora, acuéstate.

Justin la trataba como una mierda, como a una perra. Ella se tumbo a su lado y se tapo. Los dos se quedaron mirando al techo. Este momento era algo incómodo.

-Justin…
-Wow, me acabas de llamar por mi nombre.
-¿Qué dices? Yo ya te he llamado antes por tu nombre.
-No, nena, qué va.
-Lo qué sea. –Miro a sus manos. Jugaba con sus dedos- No puedo dormir.
-¿Es qué te tengo qué cantar una nana? ¿O leerte un cuento? –Pregunto irónico.
-Eso sería muy divertido, ¿sabes? –Dijo ella, respondiéndole.
-Ya te he dicho qué no te pases conmigo.
-¿Me matarás o qué?
-No repitas nunca más esa pregunta. –Ella giro su cabeza a mirarlo- Nunca más. –Recalco.
-Bien. –Aceptó- Otra cosa, lo siento.
-¿Por qué? ¿Por la pregunta?
-No, es por… -Tomo aire- Yo fui quien toco a la puerta cuando estabas, ya sabes, con Claire.
-¿Qué hiciste qué? –Pregunto furioso.
-Por favor, no me pegues. –Dijo ella. Con la voz fina, rota. Él miro sus ojos. Llenos de terror, y, bueno, estaban húmedos.

Ella se tapo la cara con sus diminutas manos y negó con la cabeza. Otro “lo siento” lleno de miedo salió de sus labios. Justin se rompió por completo. Qué una chica le pidiese qué no le pegara era demasiado. Eso demostraba qué él la había maltratado. Cuando la empotro a lo bestia contra la pared, o en clase cuando ella se daño la espalda cuando se dio con la mesa. Él la trataba fatal. Y tal vez, ella no merecía eso. Además lo qué le contó a su madre. “Mal, me quiero marchar, mamá”  Ella lo estaba pasando mal aquí. Solo llevaba tres días y ya decía qué esto era un asco.

-Brenda…No te voy a pegar. –Le saco las manos de la cara- Sabes, eres extraña. A veces me enfrentas y otras me temes.
-Bueno, ahora me das más miedo.
-¿Te asuste?
-Tu manera de ser me asusto.
-Oh…
-Igual, déjalo.

Él se quedo en silencio. Ella también. Un silencio incómodo. Hasta qué Justin pregunto.

-¿Tuviste sexo con Ryan?
-¿Qué?
-Lo qué oíste. –Dijo obvio.
-No, qué va, ¿con ese? Jamás.
-Pues eso se rumorea.
-Estoy con Chaz.
-Dejemos el tema.
-Mejor.

Más silencio.

-Buenas noches. –Dijo ella girándose hacía el lado opuesto a Justin.
-Lo mismo.


Al rato ella queda dormida, mientras Justin mira como duerme. ¿Cómo duerme tan plácidamente? 

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