25 de octubre de 2013

Derriba el muro {15} Maratón.

Miércoles 12 de noviembre; 15:36

(Sigue narrando Brenda)

Ha pasado un mes desde qué me rompí la rodilla, desde ese fatídico accidente.
Mi rodilla estaba recuperada desde hacia unas semanas ya. He seguido recordando cosa y hay cosas qué no encajan:
–Sigo sin recordar nada de esos supuestos tres años de noviazgo.
–Recordé un momento un tanto extraño.
Él momento constaba de una especie de pelean entre Justin y yo.

-¿Qué…-Reí- quieres?
-Saber de qué coño se reían.
-Oh, nos contaron un chiste. –Estalle a carcajada. Pero pare al ver la cara de Justin. Odio, repugnancia.
-¿Y por qué coño me miraban? –Preguntó ya arto. Me tomo de la barbilla, haciéndome qué lo mirase- ¡Dime!
-Por… -Empecé a temblar. No soportaba qué la gente me tocara la cara- Déjame ir. –Dije con la voz fina.
-¿Ahora vas a llorar, eh? Dime, Brenda, ¿crees qué soy tonto? –Yo negué con la cabeza.
-Déjame ir… -Repetí- No quiero llegar tarde.
-Oh, -Me soltó- perdoné usted, señorita. No recordaba qué eras una maldita empollona.

Yo di pasos hacia atrás, topándome con todas las mesas. Había sido una mala idea gastarle esa broma. Justin era un monstruo, daba miedo. Él carcajeaba. De nuevo, yo, choqué con una mesa. Haciéndome daño en la espalda. A parte, me caí al suelo. Justin se acerco a mí, se inclinó y puso a centímetros sus labios de los míos.

-Jódete. –Susurro contra mis labios, acto seguido rió fuertemente.

Algo raro, debo admitir. No entiendo ese recuerdo. Parecía ser qué Justin  y yo nos odiábamos a muerte. Por eso no recuerdo qué sea mi novio de años atrás.

Cambiando de tema. Caitlin se ha vuelto una de mis mejores amigas, siempre nos llamamos y nos contamos todo. Somos como hermanas. Al igual qué Christian. Ese chico…aunque sea dos años menos qué yo, es tan adorable, lo juro. Dan ganas de comérselo cuando sonríe. Y, Nolan, de él supe poco más. Me dijeron qué se había mudado por el trabajo de su padre.

Chaz y Abby siguen juntos, y enamorados. Se les ve muy bien juntos, además de qué de ellos ya recordé todo. Sé perfectamente quiénes son, como les conocí y como ha sido nuestra amistad.

Oh, más noticias. Volvimos al internado, sí, así es. Justin y yo volvimos hace una semana, algo así. Él me está pagando el internado, en realidad todo. Es como si fuera mi padre, pero es mi novio. Ustedes entiendes, y si no lo hacen, no pasa nada.

¡Ay! Se me olvido decir qué los Beadles vendrán al internado, convencieron a sus padres, además por qué sus papás creen qué en la escuela qué estaban no había suficiente seguridad. Eso dicen por el incidente de qué se quemo, aunque qué fue por culpa de Nolan, es un loco.

–¡Eo, eo! ¡BRENDA! –Me grito Abby.
–¿Qué? ¿Tsunami? –Pregunté asustada.
–No, idiota, ¿qué piensa de lo qué te pregunte?
–¿Qué me preguntaste? –Ladeo mi cabeza, con cara de interrogación.
–Oh, genial, ni me andabas escuchando. –Se hizo la ofendida.
–Lo siento, Abby, estaba pensando en mis cosas…
–Da igual, estaría pensando en esas cosas, qué serían Justin. –Ella rió.
–¡Ay! Qué idiota, de verdad, no pensaba en él. Bueno, realmente sí, pero…
–¡Lo sabía! –Me grito interrumpiéndome.
-Okey, pero no chilles, además, piensa lo que quieras. –Le saque la lengua.
–Sabes qué te quiero.
–Y yo a ti, boba. –Le sonreí.

[…]

Salí de la habitación, me cruce con la perra de Jazmín. Sí, aunque no recuerde de ella, sé qué es una perra. Desde qué he vuelto, no para más qué intentar quitarme mi ropa nueva –comprada por Justin–, además de tratarme mal, mirarme feo e intentar robarme a mi novio. Me da rabia la puta esta.

–Hola, Bren. –Me sonrió cínica.
–Para ti Brenda. –La mire mal.
–Como sea. –Movió con desdén su mano. Me miro de arriba abajo– Lindos shorts. –Los observo detenidamente– Ya me los prestarás, ¿no? –Dijo como si de toda la vida fuésemos amigas.
–Oh, perdona mucho Jaz. –Dije falsamente– Pero mi ropa no la llevan los perros.
–¿Qué insinúas? –Me miro despectivamente.
–Utiliza la neurona qué te queda, y piensa. –Le sonreí– ¡Adiós, zorra! –Solté una risa falsa como la de las pijitas plásticas de aquí.

Ella quedo mirándome mal mientras empecé a reír de verdad. Ella se acerco  a mí con mala cara, como si de un momento a otro se fuese a abalanzar sobre mí. ¿Ella, pegarme, a mí? Já.

–¿De qué vas, gilipollas? –Me dijo ella.
–No, cari, hoy no me disfrace de nada, siento qué seas la única qué vaya de puta. –Hice una mueca.
–¿¡Perdona!?
–Perdonada. –Toque su hombro, dando unas palmaditas.
–Pero serás… –El no termino su frase, comenzó a arañarme con sus uñas postizas.

Yo simplemente, le di una bofetada, alejándola de mí. Ella se sobo su mejilla. De nuevo se acerco a mí, con más furia y rabia. Y de la nada, apareció Ryan y se puso en medio de nosotras dos.

–¡Ey, ey, ey! –Grito él– ¿Qué está pasando aquí?
–Ella comenzó a insultarme y pegarme, Ry. –Se hizo la víctima. Pedazo zorra.
–No me llames Ry con tu voz de pito, suena…horrible. –Él puso cara de asco. Me miro, y preguntó– ¿Es cierto lo qué ella dice?
–No. –Suspiré– Ella llego a mí, comenzó a decirme cosas y me estaba yendo, dejándola sola. Pero vino y siguió insultándome. Comenzó a arañarme y le di una bofetada, nada más. –Explique, con alguna mentira.
–Está bien. –Él nos miro a las dos, miro fijamente a la zor…Jazmin– No te quiero ver más cerca de Brenda, ¿entendido? Juro qué te acercas a ella y no lo cuentas.
–¿Qué dices? –Se tapo la boca con una mano, en plan ‘no quiero estar cerca, igualmente’– Ay, Ry…con esas noches qué hemos pasado…
–Qué por cierto, eso se termino. Y deja de llamarme Ry.
–¿Cómo qué se termino?
–Qué no quiero más sexo contigo. –Él se elevo de hombros.
–Pero, pero… –Ella pensó– Aun me queda Justin. –Sonrió como una puta barata necesitada.
–¿Perdona? –Ryan me miro, él sabía qué pasaría ahora– ¿Estás loca, guarra de mierda? Acércate –la apunte con el dedo índice– a mi novio. –Recalqué el ‘mi’– Y juro qué mueres, perra.
–¿Novio? –Carcajeo como una posesa– Justin no es tu novio, ni lo será.
–Estás equivocada Jazmín. –Dijo Ryan.
–¿Qué?
–Es su novio, y no te acerques a Justin, porque será malo lo qué pueda pasarte.
–¡No es tu novio! Él es mío, solo mío.
–¡Qué te calles zorra! –La empuje.
–Ay papasito, como eres ahora Brenda. –Dijo Ryan con acento mexicano, haciéndome reír.
–Vamos anda, dejémosla aquí, no quiero seguir viendo su cara de…orco. –tome del brazo a Ryan y caminamos– Y, ¿eso de cómo soy ahora? –Reí recordando como lo dijo.
–Antes de accidente no eras así, eras…más tímida. Eras rara, miedica, a veces valiente. Ahora solo valiente y bruta. No me pegues, por fis. –Él cerró los ojos, como esperando un golpe.
–Eres un idiota. –Reí

Llegamos al campo de fútbol y vi qué Justin estaba ahí, con Chaz y algunos chicos más. Ryan me hizo una seña de qué se iba con ellos y yo asentí. Sentí la mirada de Justin en mí, así qué le mire y le dedique una pequeña sonrisa. Él se acerco a mí sonriendo.

–Hola princesa. –Me dio un pequeño beso. Al separarse se me quedo mirando el cuello y el hombro– ¿Qué son…
–Hola pequeño. –Le interrumpí– ¿Qué tal? ¿Todo bien? ¿Sí? Me alegro, yo debo irme, así qué adiós… –Hablé rápido y sin darle tiempo a hablar, me di media vuelta e intente irme, pero él me agarro del brazo. «Mierda».
–Brenda. –Dijo serio– ¿Qué son esos arañazos?
–Me resbale y me caí.
–Eres una mentirosa. –Me incrimino– Necesito la verdad.
–A ver, yo fui a Narnia y enton…
–¡Brenda! –Me regaño.
–Okey, perdón, perdón.
–¿Por qué no me lo dices?
–No quiero más problemas, solo eso. –Me eleve de hombros.
–Por favor, dime qué pasó. –Suspiro.
–Jazmín me araño.
–¿Por qué? –Él estaba hirviendo en rabia y furia.
–Quizás la insulte cuando me dijo qué le prestará mis shorts…¡es qué se cree mi amiga! Además, Ryan dijo qué…
–¿Ryan estaba?
–Déjame terminar. –Él asintió– Ryan dijo qué no quería más sexo con ella, entonces, Jazmín, dijo qué aun le quedabas tú. –Dije con rabia– La quería matar.
–Tranquila, esa chica es muy zorra.
–¿Por qué dijo qué aun le quedabas tú? –Pregunte. No sabía por qué dijo eso.
–Porque… –Él estaba pensando– le gusto, y cree que podrá estar conmigo, cosa qué no pasará.
–Júramelo…
–¿No confías en mí?
–En ti sí, pero en ella no…

Él me tomo de la cintura, me acerco más, pegándonos.

–Eres mi pequeña princesa, yo tu idiota, te juro todo lo que quieras. –Él me miro a los ojos.
–Gracias…–susurré.

Puse mis brazos alrededor de su cuello y nos fuimos acercando, hasta juntar nuestros labios en un beso dulce y tierno. Se sentía tan…tan de maravilla.

–Te amo. –Dijo cuando nos separamos, él pego nuestras frentes y yo cerré los ojos– Te amo lo más grande, Bren, no me dejes nunca…por favor te lo pido.
–Jamás…te lo prometo, Drew.

Pero, había un presentimiento, un ‘algo’ qué me decía qué pasaría algo qué…rompería todas las promesas. Y, no, realmente no me gustaba esa sensación de qué todo se iría a la mierda.

–Ahora voy a jugar con los chicos. –Me beso rápido– Por cierto, hay pruebas para las porristas…
-NO, ME NIEGO. –Le dije interrumpiéndole.
–No me digas qué no se vería lindo tener como novia a la líder las porristas.
–Obviamente qué no. –Reí– Adiós, idiota. –Le bese.

Camine, dejándole con la palabra en la boca, volteé y aun estaba ahí parado con la boca abierta. Me dedique a reír.
Iba caminando por las escaleras para llegar a mi cuarto, pero hice un traspié y me incliné hacia atrás. Estaba a punto de caerme, cuando sentí unos brazos aguantarme. La persona en cuestión me ayudo a ponerme bien, y le mire. Era un chico, su cabello era oscuro, así como un castaño. Sus ojos eras verdes, tan parecidos a los míos. Era alto, muy alto.

–Eh… –Dije desconcertada– Gracias. –Le sonreí tímidamente.
–No hay de qué, linda. –Me miro– ¿Te conozco?
–Mm, creo que no. –Reí– Soy Brenda, Brenda Maslow.
–James Black Wort. –Me dio dos besos en la mejilla.
–Perdón…¿Wort?
–Sí, es el apellido de mi madre. –Hizo una mueca, parecía triste.
–¿Y esa carita? –Le mire.
–Oh, es qué nunca la conocí.
–Pero ella te tuvo en su vientre, ¿cómo no conocerla?
–Según mi padre, ella fue una prostituta con la qué se acostó y dejo embarazada. Hicieron un trato, ella me tendría, pero en cuanto pasarán unos meses de mi nacimiento, yo me iría con él y no sabría más de ella. Ella acepto, según supe, ella esperaba otra hija.
–¿Cómo se llama tu madre? –Pregunte curiosa.
–Julia Wort.

No, no puede ser. ¿Tengo un hermano? Pero…no, no, no.

–Tú…tú…yo…oh dios mío. –Le mire tapándome la boca.
–¿Pasa algo?
–¿Eres mi hermanastro?
–¿Qué?
–Mi madre es Julia Wort. –Dije asombrada.
–¿Eres mi hermanastra? –Su boca estaba en forma de ‘O’
–Parece ser qué sí.

Él me abrazo. Y yo le correspondí. No pensé qué tendría un hermano, es algo tan irreal…Pero, ¡lo tengo!

–¿Me haces un favor? –Le pedí.
–Dime.
–No le digas a nadie qué somos hermanos, no quiero que sepan qué nuestra madre era…ya sabes. –Hice una mueca.
–Claro, con el tiempo pensaremos una escusa.
–Ay, siempre quise un hermano mayor. –Reí.
–Aquí estoy, hermanita. –Me abrazo– ¿Damos una vuelta y me cuentas sobre ti?
–Claro, vamos. –Enredamos nuestros brazos y comenzamos a caminar.
–¿Cuándo cumples?
–Diecinueve de enero. ¿Y tú?
–Veintinueve de diciembre.
–Eres mayor qué yo un año y unos meses. –Dije riendo.
–Y tú más pequeña. –Sonrió.
–Pero adorable. –Reí– Nah, es broma.
–Lo eres. –Me miro, y me cogió los cachetes.
–Ouch. –Me los sobe– Eso dolió.
–Mentira. –Rió.
–Como sea. –Reí con él.
–¿Y qué es de ti? –Me preguntó.
–La verdad, ni sé, olvidé todo.
–¿Eh?
–Tuve un accidente, y perdí la memoria, pero estoy recordando. –Sonreí.
–Eso está genial, digo, lo de recordar…tú me entiendes. –Se complico el pobre.
–Te entendí. –reí.

Cuando me di cuenta, estábamos en el campo de fútbol. Como hacía una hora, algo así.

–¿Te gusta el fútbol? –Le pregunte.
–Sí, es entretenido, pero no suelo jugar siempre. –Me miro– Deberías ser porrista.
–No, tú también… –Mire al suelo– Eso es para las plásticas. –Le mire– No insinuarás qué soy una, ¿cierto? –Le mire mal.
–No, jamás hermanita. –Con sus manos negó.
–Más te vale. –Reí.
–Ay, te cogí cariño en una hora. –Me abrazo por la cintura y yo a él por los hombros– Te quiero, pequeña.
–Y yo a ti grandullón. –Nos separamos y bese su mejilla.

▪Justin POV

–Ey, Justin, ¿aquella es Brenda? –Me dijo Ryan señalando a un punto.
–¿Dónde? –Me giré.

Era ella, estaba abrazada a un chico, ellos se separaron y ella le beso su mejilla. Me puse furioso.

–Es ella, ¿pero quién es el otro? –Dijo Chaz.
–Ahora vuelo. –Tiré el balón con rabia al suelo, ya qué lo tenía en la mano.

Me acerqué a ellos. Lentamente y escuche qué hablaban.

–Me encanta haberte encontrado, linda. –Dijo él.
–Y yo a ti, siempre quise un chico como tú de… –Tosí interrumpiéndola.
–¿De? –La mire rabioso.
–Justin… –Miro al chico– Él es James.
–Un gusto Justin –me extendió la mano.
–El mío no. –Lo mire mal– ¿Qué haces con MI chica? –Recalque el ‘mi’.
–Nada, solo somos amigos. –Él me miro con una mirada comprensible.
–¿Y tú qué siempre quisiste un chico como él de…? –Me referí a ella.
–De amigo. –Me miro mal– ¿Ahora no puedo tener amigos?
–Claro qué puedes, pero no puedes tratarlos como novios. –Le dije alzando mi voz.
–Lo trato igual qué a Chaz o Ryan. –Ella cerró sus puños.
–¡Como sea! –Le grite.
–No deberías chillarle a una mujer, nunca. –Dijo James.
–Tú cállate, estúpido, no sé qué cojones haces aun aquí, cerca de mi novia.
–No es solo tuya…
–¿Perdona? –Lo mire.
–¡JUSTIN! –Me grito Brenda y me agarro las manos– Para, hablemos.
–Está bien. –No sé cómo ella terminaba por ablandarme siempre.
–Adiós James, lo siento. –Ella hizo una mueca.
–No pasa nada, pequeña, te quiero.
–Y yo. –Le sonrió.

Cuando estábamos lejos de él, abrí mi boca.

–¿Por qué te llama pequeña?
–Es mayor qué yo. –Dijo abriendo la puerta de su habitación.
–¿Y eso qué?
–Nada. –Entramos y cerré.
–¿Entonces?
–No seas celoso. –Me miro.
–¿Cómo no estarlo si os veo cariñosos?
–Es mi hermano. –Suspiro.
–¿Qué?
–Te lo explicaré más adelante.
–No, ahora.
–Mi mamá estuvo con otro hombre, y lo tuvo a él. –Explique en una pequeña mentira.
–Oh…
–Se apellida James Black Wort.
–Wort, por tu madre ¿no?
–Sí, ya dejemos el tema. –Ella se sentó en su cama. Suspirando.
–Perdón por el numerito de allá abajo. –Le dije rascando mi nuca– No quise…
–Dije qué dejemos el tema. –Me interrumpió.
–Perdón. –Repetí.
–Ya. –Movió su mano con desdén.

Me senté a su lado y pase mi mano por su cadera. Ella apoyo su cabeza en mi hombro. Era increíble cómo podíamos pelear, pero darnos minutos después cariño.

–Te amo. –Le dije susurrando en su oído.
–Yo también, Just. –Me miro.
(A partir de aquí las cosas se calientan, si no quieres leer la parte hot, mejor sáltatela JAJAJAJA)
Le bese la mejilla, y lleve mis besos por casi toda su cara mientras oía su melodiosa risa. Hasta qué al fin llegue a sus labios y los pude saborear. El beso estaba siendo lento y tierno, pero de un momento a otro, ella se sentó sobre mí a ahorcajadas, sus manos alrededor de mi cuello y las mías por su cintura. Todo se volvió salvaje. Ella paseaba una de sus manos por mi espalda erizándome al completo. Me separé de ella y saqué mi camisa, dejando al descubierto mi torso. Ella paso sus manos por este. Yo me acerque y bese su cuello. Ella soltó un pequeño gemido, qué me hizo ponerme duro al instante. Y ella lo noto, ya qué se sobresalto. Sonrió con malicia. Comenzó a moverse con movimientos circulares sobre mí, me estaba matando.

–Dios… –Susurre jadeando– Pensé qué eras virgen. –Dije, ya qué cómo se comportaba no lo parecía.
–Y lo soy, pero puede que haya leído algún libro… –Rió.
–¿Cuál, fiera? –Bese su clavícula, dejando un rastro de besos mientras ella me hablaba.
–Cincuenta sombras…
–Oh, Brenda, seré tu Christian Grey.
–Y yo tu Anastasia Steele.
–Perfecto. –Sonreí pervertidamente.

Metí mis manos bajo su camisilla, mientras la besaba. Poco a poco se la fui sacando, me separé de ella y se la quite al completo. La tiré a Dios sabe dónde. Mire sus pechos. Redondos y perfectos, tan deseables. La bese de nuevo, empujándola un poco para atrás. Me levante con ella agarrada a mí como un koala. La puse contra la pared, ella gimió. Baje mis besos hasta sus pechos, me separé un poco y relamí mis labios. Me hundí en ellos, olían a frambuesa, exquisitos. Los bese por encima, ya qué aun llevaba el brassier. Ella, con cuidado de no caer, se lo desabrocho y lo tiro a cualquier lado. Ahora sí, tenía sus pechos al completo delante de mí. Los bese, lamí, mordí y sus pezón ya estaban erectos. Ella tenía los ojos cerrados y mordía su labio.

–Ey, pequeña… –La llame con voz ronca– ¿Estás segura de esto?
–Sí, obvio… –Me beso.

Se bajo de mí y siguió besándome con desesperación. Mientras jugaba con el botón de mi pantalón. Lo desabrocho y con mi ayuda lo saco, quedándome en bóxers. A ella aún le quedaban esos ajustados short elásticos negros qué tan buen culo le hacían. Se los quito, quedando solo con sus bragas rosadas.

–Qué sexy te ves, gatita. –La bese, presionándome contra ella, notando sus pechos contra mí.

Y creo que todo lo qué iba a pasar a partir de ahí, lo conocéis.

_______________________________________________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Has leído esto? ¿Vas a comentar? ¡Muchas gracias, cielo!