Miércoles 12 de noviembre; 15:36
(Sigue narrando Brenda)
Ha pasado un mes desde
qué me rompí la rodilla, desde ese fatídico accidente.
Mi rodilla estaba
recuperada desde hacia unas semanas ya. He seguido recordando cosa y hay cosas
qué no encajan:
–Sigo sin recordar nada
de esos supuestos tres años de noviazgo.
–Recordé un momento un
tanto extraño.
Él momento constaba de
una especie de pelean entre Justin y yo.
-¿Qué…-Reí- quieres?
-Saber de qué coño se reían.
-Oh, nos contaron un chiste. –Estalle a carcajada.
Pero pare al ver la cara de Justin. Odio, repugnancia.
-¿Y por qué coño me miraban? –Preguntó ya arto. Me
tomo de la barbilla, haciéndome qué lo mirase- ¡Dime!
-Por… -Empecé a temblar. No soportaba qué la gente
me tocara la cara- Déjame ir. –Dije con la voz fina.
-¿Ahora vas a llorar, eh? Dime, Brenda, ¿crees qué
soy tonto? –Yo negué con la cabeza.
-Déjame ir… -Repetí- No quiero llegar tarde.
-Oh, -Me soltó- perdoné usted, señorita. No
recordaba qué eras una maldita empollona.
Yo di pasos hacia atrás, topándome con todas las
mesas. Había sido una mala idea gastarle esa broma. Justin era un monstruo,
daba miedo. Él carcajeaba. De nuevo, yo, choqué con una mesa. Haciéndome daño
en la espalda. A parte, me caí al suelo. Justin se acerco a mí, se inclinó y
puso a centímetros sus labios de los míos.
-Jódete. –Susurro contra mis labios, acto seguido rió
fuertemente.
Algo raro, debo
admitir. No entiendo ese recuerdo. Parecía ser qué Justin y yo nos odiábamos a muerte. Por eso no
recuerdo qué sea mi novio de años atrás.
Cambiando de tema.
Caitlin se ha vuelto una de mis mejores amigas, siempre nos llamamos y nos
contamos todo. Somos como hermanas. Al igual qué Christian. Ese chico…aunque
sea dos años menos qué yo, es tan adorable, lo juro. Dan ganas de comérselo
cuando sonríe. Y, Nolan, de él supe poco más. Me dijeron qué se había mudado
por el trabajo de su padre.
Chaz y Abby siguen
juntos, y enamorados. Se les ve muy bien juntos, además de qué de ellos ya
recordé todo. Sé perfectamente quiénes son, como les conocí y como ha sido
nuestra amistad.
Oh, más noticias.
Volvimos al internado, sí, así es. Justin y yo volvimos hace una semana, algo
así. Él me está pagando el internado, en realidad todo. Es como si fuera mi
padre, pero es mi novio. Ustedes entiendes, y si no lo hacen, no pasa nada.
¡Ay! Se me olvido decir
qué los Beadles vendrán al internado, convencieron a sus padres, además por qué
sus papás creen qué en la escuela qué estaban no había suficiente seguridad.
Eso dicen por el incidente de qué se quemo, aunque qué fue por culpa de Nolan,
es un loco.
–¡Eo, eo! ¡BRENDA! –Me
grito Abby.
–¿Qué? ¿Tsunami?
–Pregunté asustada.
–No, idiota, ¿qué
piensa de lo qué te pregunte?
–¿Qué me preguntaste?
–Ladeo mi cabeza, con cara de interrogación.
–Oh, genial, ni me
andabas escuchando. –Se hizo la ofendida.
–Lo siento, Abby,
estaba pensando en mis cosas…
–Da igual, estaría
pensando en esas cosas, qué serían Justin. –Ella rió.
–¡Ay! Qué idiota, de
verdad, no pensaba en él. Bueno, realmente sí, pero…
–¡Lo sabía! –Me grito
interrumpiéndome.
-Okey, pero no chilles,
además, piensa lo que quieras. –Le saque la lengua.
–Sabes qué te quiero.
–Y yo a ti, boba. –Le
sonreí.
[…]
Salí de la habitación,
me cruce con la perra de Jazmín. Sí, aunque no recuerde de ella, sé qué es una
perra. Desde qué he vuelto, no para más qué intentar quitarme mi ropa nueva
–comprada por Justin–, además de tratarme mal, mirarme feo e intentar robarme a
mi novio. Me da rabia la puta esta.
–Hola, Bren. –Me sonrió
cínica.
–Para ti Brenda. –La
mire mal.
–Como sea. –Movió con
desdén su mano. Me miro de arriba abajo– Lindos shorts. –Los observo
detenidamente– Ya me los prestarás, ¿no? –Dijo como si de toda la vida fuésemos
amigas.
–Oh, perdona mucho Jaz.
–Dije falsamente– Pero mi ropa no la llevan los perros.
–¿Qué insinúas? –Me
miro despectivamente.
–Utiliza la neurona qué
te queda, y piensa. –Le sonreí– ¡Adiós, zorra! –Solté una risa falsa como la
de las pijitas plásticas de aquí.
Ella quedo mirándome
mal mientras empecé a reír de verdad. Ella se acerco a mí con mala cara, como si de un momento a
otro se fuese a abalanzar sobre mí. ¿Ella, pegarme, a mí? Já.
–¿De qué vas,
gilipollas? –Me dijo ella.
–No, cari, hoy no me
disfrace de nada, siento qué seas la única qué vaya de puta. –Hice una mueca.
–¿¡Perdona!?
–Perdonada. –Toque su
hombro, dando unas palmaditas.
–Pero serás… –El no
termino su frase, comenzó a arañarme con sus uñas postizas.
Yo simplemente, le di
una bofetada, alejándola de mí. Ella se sobo su mejilla. De nuevo se acerco a
mí, con más furia y rabia. Y de la nada, apareció Ryan y se puso en medio de
nosotras dos.
–¡Ey, ey, ey! –Grito
él– ¿Qué está pasando aquí?
–Ella comenzó a
insultarme y pegarme, Ry. –Se hizo la víctima. Pedazo zorra.
–No me llames Ry con tu
voz de pito, suena…horrible. –Él puso cara de asco. Me miro, y preguntó– ¿Es
cierto lo qué ella dice?
–No. –Suspiré– Ella
llego a mí, comenzó a decirme cosas y me estaba yendo, dejándola sola. Pero
vino y siguió insultándome. Comenzó a arañarme y le di una bofetada, nada más.
–Explique, con alguna mentira.
–Está bien. –Él nos miro
a las dos, miro fijamente a la zor…Jazmin– No te quiero ver más cerca de
Brenda, ¿entendido? Juro qué te acercas a ella y no lo cuentas.
–¿Qué dices? –Se tapo
la boca con una mano, en plan ‘no quiero estar cerca, igualmente’– Ay, Ry…con
esas noches qué hemos pasado…
–Qué por cierto, eso se
termino. Y deja de llamarme Ry.
–¿Cómo qué se termino?
–Qué no quiero más sexo
contigo. –Él se elevo de hombros.
–Pero, pero… –Ella
pensó– Aun me queda Justin. –Sonrió como una puta barata necesitada.
–¿Perdona? –Ryan me
miro, él sabía qué pasaría ahora– ¿Estás loca, guarra de mierda? Acércate –la
apunte con el dedo índice– a mi novio. –Recalqué el ‘mi’– Y juro qué mueres,
perra.
–¿Novio? –Carcajeo como
una posesa– Justin no es tu novio, ni lo será.
–Estás equivocada Jazmín.
–Dijo Ryan.
–¿Qué?
–Es su novio, y no te
acerques a Justin, porque será malo lo qué pueda pasarte.
–¡No es tu novio! Él es
mío, solo mío.
–¡Qué te calles zorra!
–La empuje.
–Ay papasito, como eres
ahora Brenda. –Dijo Ryan con acento mexicano, haciéndome reír.
–Vamos anda, dejémosla
aquí, no quiero seguir viendo su cara de…orco. –tome del brazo a Ryan y
caminamos– Y, ¿eso de cómo soy ahora? –Reí recordando como lo dijo.
–Antes de accidente no
eras así, eras…más tímida. Eras rara, miedica, a veces valiente. Ahora solo
valiente y bruta. No me pegues, por fis. –Él cerró los ojos, como esperando un
golpe.
–Eres un idiota. –Reí
Llegamos al campo de
fútbol y vi qué Justin estaba ahí, con Chaz y algunos chicos más. Ryan me hizo
una seña de qué se iba con ellos y yo asentí. Sentí la mirada de Justin en mí,
así qué le mire y le dedique una pequeña sonrisa. Él se acerco a mí sonriendo.
–Hola princesa. –Me dio
un pequeño beso. Al separarse se me quedo mirando el cuello y el hombro– ¿Qué
son…
–Hola pequeño. –Le interrumpí–
¿Qué tal? ¿Todo bien? ¿Sí? Me alegro, yo debo irme, así qué adiós… –Hablé
rápido y sin darle tiempo a hablar, me di media vuelta e intente irme, pero él
me agarro del brazo. «Mierda».
–Brenda. –Dijo serio–
¿Qué son esos arañazos?
–Me resbale y me caí.
–Eres una mentirosa.
–Me incrimino– Necesito la verdad.
–A ver, yo fui a Narnia
y enton…
–¡Brenda! –Me regaño.
–Okey, perdón, perdón.
–¿Por qué no me lo
dices?
–No quiero más
problemas, solo eso. –Me eleve de hombros.
–Por favor, dime qué
pasó. –Suspiro.
–Jazmín me araño.
–¿Por qué? –Él estaba
hirviendo en rabia y furia.
–Quizás la insulte
cuando me dijo qué le prestará mis shorts…¡es qué se cree mi amiga! Además,
Ryan dijo qué…
–¿Ryan estaba?
–Déjame terminar. –Él
asintió– Ryan dijo qué no quería más sexo con ella, entonces, Jazmín, dijo qué
aun le quedabas tú. –Dije con rabia– La quería matar.
–Tranquila, esa chica
es muy zorra.
–¿Por qué dijo qué aun
le quedabas tú? –Pregunte. No sabía por qué dijo eso.
–Porque… –Él estaba
pensando– le gusto, y cree que podrá estar conmigo, cosa qué no pasará.
–Júramelo…
–¿No confías en mí?
–En ti sí, pero en ella
no…
Él me tomo de la
cintura, me acerco más, pegándonos.
–Eres mi pequeña
princesa, yo tu idiota, te juro todo lo que quieras. –Él me miro a los ojos.
–Gracias…–susurré.
Puse mis brazos
alrededor de su cuello y nos fuimos acercando, hasta juntar nuestros labios en
un beso dulce y tierno. Se sentía tan…tan de maravilla.
–Te amo. –Dijo cuando
nos separamos, él pego nuestras frentes y yo cerré los ojos– Te amo lo más
grande, Bren, no me dejes nunca…por favor te lo pido.
–Jamás…te lo prometo,
Drew.
Pero, había un
presentimiento, un ‘algo’ qué me decía qué pasaría algo qué…rompería todas las
promesas. Y, no, realmente no me gustaba esa sensación de qué todo se iría a la
mierda.
–Ahora voy a jugar con
los chicos. –Me beso rápido– Por cierto, hay pruebas para las porristas…
-NO, ME NIEGO. –Le dije
interrumpiéndole.
–No me digas qué no se
vería lindo tener como novia a la líder las porristas.
–Obviamente qué no. –Reí–
Adiós, idiota. –Le bese.
Camine, dejándole con
la palabra en la boca, volteé y aun estaba ahí parado con la boca abierta. Me
dedique a reír.
Iba caminando por las
escaleras para llegar a mi cuarto, pero hice un traspié y me incliné hacia
atrás. Estaba a punto de caerme, cuando sentí unos brazos aguantarme. La
persona en cuestión me ayudo a ponerme bien, y le mire. Era un chico, su
cabello era oscuro, así como un castaño. Sus ojos eras verdes, tan parecidos a
los míos. Era alto, muy alto.
–Eh… –Dije
desconcertada– Gracias. –Le sonreí tímidamente.
–No hay de qué, linda.
–Me miro– ¿Te conozco?
–Mm, creo que no. –Reí–
Soy Brenda, Brenda Maslow.
–James Black Wort. –Me
dio dos besos en la mejilla.
–Perdón…¿Wort?
–Sí, es el apellido de
mi madre. –Hizo una mueca, parecía triste.
–¿Y esa carita? –Le
mire.
–Oh, es qué nunca la
conocí.
–Pero ella te tuvo en
su vientre, ¿cómo no conocerla?
–Según mi padre, ella
fue una prostituta con la qué se acostó y dejo embarazada. Hicieron un trato,
ella me tendría, pero en cuanto pasarán unos meses de mi nacimiento, yo me iría
con él y no sabría más de ella. Ella acepto, según supe, ella esperaba otra
hija.
–¿Cómo se llama tu
madre? –Pregunte curiosa.
–Julia Wort.
No, no puede ser. ¿Tengo
un hermano? Pero…no, no, no.
–Tú…tú…yo…oh dios mío.
–Le mire tapándome la boca.
–¿Pasa algo?
–¿Eres mi hermanastro?
–¿Qué?
–Mi madre es Julia
Wort. –Dije asombrada.
–¿Eres mi hermanastra?
–Su boca estaba en forma de ‘O’
–Parece ser qué sí.
Él me abrazo. Y yo le
correspondí. No pensé qué tendría un hermano, es algo tan irreal…Pero, ¡lo
tengo!
–¿Me haces un favor?
–Le pedí.
–Dime.
–No le digas a nadie
qué somos hermanos, no quiero que sepan qué nuestra madre era…ya sabes. –Hice
una mueca.
–Claro, con el tiempo
pensaremos una escusa.
–Ay, siempre quise un
hermano mayor. –Reí.
–Aquí estoy, hermanita.
–Me abrazo– ¿Damos una vuelta y me cuentas sobre ti?
–Claro, vamos.
–Enredamos nuestros brazos y comenzamos a caminar.
–¿Cuándo cumples?
–Diecinueve de enero.
¿Y tú?
–Veintinueve de
diciembre.
–Eres mayor qué yo un
año y unos meses. –Dije riendo.
–Y tú más pequeña. –Sonrió.
–Pero adorable. –Reí–
Nah, es broma.
–Lo eres. –Me miro, y
me cogió los cachetes.
–Ouch. –Me los sobe–
Eso dolió.
–Mentira. –Rió.
–Como sea. –Reí con él.
–¿Y qué es de ti? –Me preguntó.
–La verdad, ni sé,
olvidé todo.
–¿Eh?
–Tuve un accidente, y
perdí la memoria, pero estoy recordando. –Sonreí.
–Eso está genial, digo,
lo de recordar…tú me entiendes. –Se complico el pobre.
–Te entendí. –reí.
Cuando me di cuenta,
estábamos en el campo de fútbol. Como hacía una hora, algo así.
–¿Te gusta el fútbol?
–Le pregunte.
–Sí, es entretenido,
pero no suelo jugar siempre. –Me miro– Deberías ser porrista.
–No, tú también… –Mire
al suelo– Eso es para las plásticas. –Le mire– No insinuarás qué soy una,
¿cierto? –Le mire mal.
–No, jamás hermanita.
–Con sus manos negó.
–Más te vale. –Reí.
–Ay, te cogí cariño en
una hora. –Me abrazo por la cintura y yo a él por los hombros– Te quiero,
pequeña.
–Y yo a ti grandullón.
–Nos separamos y bese su mejilla.
▪Justin POV
–Ey, Justin, ¿aquella
es Brenda? –Me dijo Ryan señalando a un punto.
–¿Dónde? –Me giré.
Era ella, estaba
abrazada a un chico, ellos se separaron y ella le beso su mejilla. Me puse
furioso.
–Es ella, ¿pero quién
es el otro? –Dijo Chaz.
–Ahora vuelo. –Tiré el
balón con rabia al suelo, ya qué lo tenía en la mano.
Me acerqué a ellos.
Lentamente y escuche qué hablaban.
–Me encanta haberte
encontrado, linda. –Dijo él.
–Y yo a ti, siempre
quise un chico como tú de… –Tosí interrumpiéndola.
–¿De? –La mire rabioso.
–Justin… –Miro al
chico– Él es James.
–Un gusto Justin –me
extendió la mano.
–El mío no. –Lo mire
mal– ¿Qué haces con MI chica? –Recalque el ‘mi’.
–Nada, solo somos
amigos. –Él me miro con una mirada comprensible.
–¿Y tú qué siempre
quisiste un chico como él de…? –Me referí a ella.
–De amigo. –Me miro
mal– ¿Ahora no puedo tener amigos?
–Claro qué puedes, pero
no puedes tratarlos como novios. –Le dije alzando mi voz.
–Lo trato igual qué a
Chaz o Ryan. –Ella cerró sus puños.
–¡Como sea! –Le grite.
–No deberías chillarle
a una mujer, nunca. –Dijo James.
–Tú cállate, estúpido,
no sé qué cojones haces aun aquí, cerca de mi novia.
–No es solo tuya…
–¿Perdona? –Lo mire.
–¡JUSTIN! –Me grito
Brenda y me agarro las manos– Para, hablemos.
–Está bien. –No sé cómo
ella terminaba por ablandarme siempre.
–Adiós James, lo
siento. –Ella hizo una mueca.
–No pasa nada, pequeña,
te quiero.
–Y yo. –Le sonrió.
Cuando estábamos lejos
de él, abrí mi boca.
–¿Por qué te llama
pequeña?
–Es mayor qué yo. –Dijo
abriendo la puerta de su habitación.
–¿Y eso qué?
–Nada. –Entramos y
cerré.
–¿Entonces?
–No seas celoso. –Me
miro.
–¿Cómo no estarlo si os
veo cariñosos?
–Es mi hermano.
–Suspiro.
–¿Qué?
–Te lo explicaré más
adelante.
–No, ahora.
–Mi mamá estuvo con
otro hombre, y lo tuvo a él. –Explique en una pequeña mentira.
–Oh…
–Se apellida James
Black Wort.
–Wort, por tu madre
¿no?
–Sí, ya dejemos el
tema. –Ella se sentó en su cama. Suspirando.
–Perdón por el numerito
de allá abajo. –Le dije rascando mi nuca– No quise…
–Dije qué dejemos el
tema. –Me interrumpió.
–Perdón. –Repetí.
–Ya. –Movió su mano con
desdén.
Me senté a su lado y
pase mi mano por su cadera. Ella apoyo su cabeza en mi hombro. Era increíble cómo
podíamos pelear, pero darnos minutos después cariño.
–Te amo. –Le dije
susurrando en su oído.
–Yo también, Just. –Me
miro.
(A partir de aquí las cosas se
calientan, si no quieres leer la parte hot, mejor sáltatela JAJAJAJA)
Le bese la mejilla, y
lleve mis besos por casi toda su cara mientras oía su melodiosa risa. Hasta qué
al fin llegue a sus labios y los pude saborear. El beso estaba siendo lento y
tierno, pero de un momento a otro, ella se sentó sobre mí a ahorcajadas, sus
manos alrededor de mi cuello y las mías por su cintura. Todo se volvió salvaje.
Ella paseaba una de sus manos por mi espalda erizándome al completo. Me separé
de ella y saqué mi camisa, dejando al descubierto mi torso. Ella paso sus manos
por este. Yo me acerque y bese su cuello. Ella soltó un pequeño gemido, qué me
hizo ponerme duro al instante. Y ella lo noto, ya qué se sobresalto. Sonrió con
malicia. Comenzó a moverse con movimientos circulares sobre mí, me estaba
matando.
–Dios… –Susurre
jadeando– Pensé qué eras virgen. –Dije, ya qué cómo se comportaba no lo
parecía.
–Y lo soy, pero puede
que haya leído algún libro… –Rió.
–¿Cuál, fiera? –Bese su
clavícula, dejando un rastro de besos mientras ella me hablaba.
–Cincuenta sombras…
–Oh, Brenda, seré tu
Christian Grey.
–Y yo tu Anastasia
Steele.
–Perfecto. –Sonreí
pervertidamente.
Metí mis manos bajo su
camisilla, mientras la besaba. Poco a poco se la fui sacando, me separé de ella
y se la quite al completo. La tiré a Dios sabe dónde. Mire sus pechos. Redondos
y perfectos, tan deseables. La bese de nuevo, empujándola un poco para atrás.
Me levante con ella agarrada a mí como un koala. La puse contra la pared, ella
gimió. Baje mis besos hasta sus pechos, me separé un poco y relamí mis labios.
Me hundí en ellos, olían a frambuesa, exquisitos. Los bese por encima, ya qué
aun llevaba el brassier. Ella, con cuidado de no caer, se lo desabrocho y lo
tiro a cualquier lado. Ahora sí, tenía sus pechos al completo delante de mí. Los
bese, lamí, mordí y sus pezón ya estaban erectos. Ella tenía los ojos cerrados
y mordía su labio.
–Ey, pequeña… –La llame
con voz ronca– ¿Estás segura de esto?
–Sí, obvio… –Me beso.
Se bajo de mí y siguió
besándome con desesperación. Mientras jugaba con el botón de mi pantalón. Lo
desabrocho y con mi ayuda lo saco, quedándome en bóxers. A ella aún le quedaban
esos ajustados short elásticos negros qué tan buen culo le hacían. Se los quito,
quedando solo con sus bragas rosadas.
–Qué sexy te ves,
gatita. –La bese, presionándome contra ella, notando sus pechos contra mí.
Y creo que todo lo qué
iba a pasar a partir de ahí, lo conocéis.
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