16 de septiembre de 2013

Derriba el muro {11} Maratón.

▪Brenda POV

Esos cortes. ¿Qué era mi vida? Por lo qué se ve no me lleve bien con mi padre, o él nunca me venía a ver. Una punzada en la barriga. Me retuerzo. Joder. Levanto la bata qué llevo. Oh Dios mío. Trago saliva duramente. Bajo la bata y niego con la cabeza. De nuevo, recuerdos.

≈Recuerdo≈
25 marzo 2009
Hoy, de nuevo, papá está trabajando. Al igual qué mamá. Miro por la ventana de mi cuarto. Necesito una amiga. Necesito a alguien qué me comprenda. La puerta de abajo se abre.

-¿Mamá? –Grito bajando las escaleras.

Nadie me responde. Termino de bajar y veo qué es mi padre. Tiene la cara roja y una estúpida sonrisa. Me acerco a él.

-Papá, ¿estás bien?
-Quita niña.
-¿Estás borracho? –Él ríe- Papá…
-Bicho, aparta. –Me empuja.

Veo como él camina a la cocina. Le sigo. Él busca en la nevera, sin suerte por lo que veo.

-Joder. –Se da vuelta- ¿Es qué no hay nada de comer en esta casa?

No le respondo.

-Niña, ¿sorda y muda? Tan mal no te pude hacer, joder.
-No soy muda, ni sorda.
-Pero si inútil.
-¡No!
-¡Sí! ¡Fuiste un error en mi vida! No sirves para nada, eres inútil.

Noto como me empapo a lágrimas. Soy un error.

-¿Ahora lloras? –Ríe- Niñata.
-No entiendo por qué te emborrachaste.
-Cállate la jodida boca. Hazme un favor y vete.
-Pero…
-¿Por qué no trabajas en lo mismo qué tu madre? Te vendría del diez.
-¿Me llamaste puta?
-Síp.
-Eres un cabrón. –Solloce.

No era posible esto. Y menos qué su mano acabase de estallar contra mi mejilla. Llorando a mares, corrí hacía mi cuarto. Cerré de un portazo y con llave. Los golpes de mi padre contra la puerta no cesaban. Sé qué está borracho, qué todo lo qué dijo no lo pensaba, pero aun así duele.

-¡Abre la puerta, puta inútil!

Me alejo y llego a mi cama. Cuchilla. Levanto mi camisa.

-I –La escribo en mi piel- N –Las voy recitando en alto- Ú T I L. –Termino de deletrear. Mi estomago sangre, sangra y yo, en fin, soy una puta inútil.

≈Fin recuerdo≈

Vuelvo en mí. Noto como de mis ojos caen múltiples lágrimas. Eso fue muy duro. Mi padre, mi barriga, cortes. Mierda.

-¿Qué pasa, Bren? –Me pregunta Justin viniendo hacía mí.
-No –Seque mis lágrimas- Nada.
-¿Segura?
­-Sí. –Le dedique una pequeña sonrisa.

La puerta de mi habitación se abrió. Un hombre alto, con el pelo negro, ojos grises y con poca barba –muy poca- entro. Él vino hacía a mí. Tome la mano de Justin qué estaba a mi lado y la apreté, él me miro.

-Tranquila. –Me susurra.
-¿Quién eres? –Me sonaba demasiado.
-Soy yo, Brenda, tu padre.
-¿Tú? –Trague saliva.
-Sí, yo. –Me sonrió. Beso mi mejilla- ¿Me recuerdas?
-No. –Dije fría.
-Ya te dije qué soy tu –Le interrumpí.
-Mi padre.
-Eso es. –Sonrió. Él miro a Justin muy mal, fatal lo miro. En cambio, mi..Umh, novio, le sonrió.
-Hola Max.
-¿Qué haces aquí? –Escupió.
-Estar con Brenda.
-No, fuera de aquí.

¿Estaba echando a mi novio? Ya claro, ¿qué se cree? Yo quiero qué se quede.

-No, Justin. –Apreté su mano- No te vayas. –Lo mire a los ojos.
-Me quedaré, nena. Tranquila.
-No, te vas. –Ordeno mi padre.
-Él no se va.
-Pero, ¿por qué? ¿Te amenazo o algo?
-¡Por favor! –Grite- Mi novio no se va de aquí.
-N–novio… ¿qué? ¿Novi–vio? –Preguntó entrecortadamente.
-Sí, ¿qué está mal? –Pregunte.
-Qué é–él es tu novio… -Entrecorto.
-¿Eso está mal? ¿De verdad? –Lo mire a los ojos– ¿No quieres qué yo sea feliz? ¿Te crees qué lo pase bien contigo? Qué me haya olvidado de cosas, no significa qué no empiece a recordar. –Las lágrimas se apoderaron de mis ojos.
-¿Qué ocurre, bebé? –Pregunta Justin.
-¿Sabes qué es esto? –Levante mi bata, haciendo caso omiso a Justin. Señale la palabra ‘inútil’– ¿Lo sabes? –Él negó– Es culpa tuya.
-¿Cómo lo sabes?
-Recordé qué un día llegaste borracho a casa, mamá trabajaba y estaba sola. Me dijiste qué era un error, qué era una puta, una inútil y me pegaste. Después subí y me corte. –Sorbí– ¡Por tú culpa! –Grite– ¡Te odio! ¡Vete, escoria! ¡No te necesito en mi vida! –Grite a todo pulmón.

Sentí como me empezaba a marear. El aire me faltaba y empecé a hacer ruidos raros, intentando volver a recobrar el aliento. El aparato qué determinaba como iba mi corazón pito bruscamente.

-¡Brenda, Brenda! –Grito Justin– No te vayas, mierda.

Él tomo la mascarilla del oxígeno y la coloco en mi boca. Se alejo y fue hacía mi padre.

-¿Estás feliz, eh? –Lo empujo– Por tú culpa ella está a punto de morir.
-¡Relajaté, Bieber! –Le dio un puñetazo.

Vi como mi novio se preparaba para darle uno, pero entraron los médicos. Después de eso no recuerdo más.

▪Justin POV

Por culpa del subnormal de Max, su hija está en peligro. Puede morir, entrar en coma o cualquier cosa. Los médicos estaban mirando todos los aparatos conectados a ella y también dándole más oxígeno. Puedo ser el “novio” de mentira –sin qué ella lo sepa– y qué no la quiera, pero me estoy preocupando. No sé, pero ella me está cambiando. La necesito a mi lado. Sin un por qué.

-No responde. –Dice un médico.
-Ponle el suero, y suminístrale más oxígeno.

El pecho de Brenda no se mueve. Joder. Miro a Max.

-¿Estarás contento, no?
-Yo no quería qué ella sufriese.
-¿No? Entonces, ¿qué hace así? Muriendo. ¿Eh? ¡Dime!
-Eres el menos indicado para gritarme en estos momentos, Bieber. Quiero matarte. Ahora mis ganas de tenerte bajo tierra han crecido. Me has robado a mi pequeña hija. Eres su maldito novio. Sé cómo es tu trabajo, sabes el mío, pero ella no.
-Ella me quiere.
-¿Y tú a ella? ¿La quieres?
-Sí. –No lo sé, en realidad.

Me miro con celo. Está celoso. Me rió interiormente. Miro a Brenda de nuevo. Su pecho empieza a subir y bajar de nuevo, ella abre sus ojos y toma aire fuertemente. Me acerco corriendo.

-¿Estás bien? ¿Te duele algo? –Ella asiente lentamente.
-Qui–quiero qué ese hombre –Señalo a su padre– Se vaya, no lo conozco.
-Señorita, él es su padre. –Informó una enfermera.
-No, él ya no es nada para mí.
-Pero hija…
-Vete, estoy harta.

El médico lo echo amablemente. Yo le hubiese empujado y golpeado para qué saliese.

-Por favor, manténgala tranquila. Avisaremos para cuando la tengamos qué operar.
-Está bien, enfermera.
-Llámame Jane.
-Vale. –Le sonreí.

Cuando me quede a solas con Brenda, saque el tema de su padre.

-¿Por qué lo has echado? –Bueno, quería qué se fuese.
-Recordé más. –Ella miro a sus manos– Siempre me trato mal, y parecía qué no me quería. –Levanto su vista– Él vino un día después de qué yo hubiese ingresado, ¿verdad?
-Estaría ocupado.
-No, él siempre paso de mí. Lo recuerdo perfectamente.

Me quede callado. No tenía nada qué contestarle. Ella me examino.

-Oh Dios, Justin. –Cerro los ojos– Tienes sangre en el labio.
-¿Sí? –Pase mi mano por él– Cierto, tengo sangre. –Cogí papel y limpie– Fue del puñetazo qué…Nada.
-Te lo dio Max.
-Tu padre.
-Él no es.

Wow, ahora el enemigo de mi chica es el mismo qué el mío. Irónico.

-Oye, nena, creo qué debería irme para qué descansases. Además, debo volver al internado.
-No, no te vayas.
-Ahora viene Chaz o Abby, tu mejor amiga. –Aclare.
-Me gustaría qué te quedases. –Ella se sonrojo.
-Debo irme, en serio.
-Dame un beso antes de irte entonces ¿no? –Sonrió pícara.

¿Desde cuándo ella es tan lanzada? Eso me gusta. Es tan provocativo. Dios.

-Pero necesitas el oxígeno, nena.
-Dame tú el oxígeno.

Levante una ceja divertido. Me acerqué a ella, le saque la mascarilla y lentamente acerque mi cara a la suya. La voy a besar. Sí, apuesta finiquitada. ¡Sí!

-Bésame.
-Nena. –Jadeé– No sabes las ganas qué tengo.

Termine de acercar mi cara a la suya. Presione mis labios firmemente contra los de ella. Puse mi mano en su mejilla. Me separé, deje qué ella tomará aire. Pero, en seguida, cogió mi cara y presiono de nuevo nuestros labios. Empezamos a moverlos, haciendo un beso más pasional. Ella enredo sus manos en mi cuello y se sentó en la camilla. Toque su labio con mi lengua, pidiendo entrada y ella me dejo. Mi lengua entro a su boca y la de ella igual. Nuestras salivas se mezclaban. Dios, había deseado tanto esto. Pero este beso, joder. Pensé qué besaba mal. Ahora me siento en el cielo. Me separé de ella y pegue nuestras frentes.

-Necesitas aire, nena. –Bese su cabeza.
-Eso estuvo genial. –Afirmo colocándose la mascarilla.

La mire con mis dos cejas levantadas. Ella se puso de un color carmesí y escondió su cara en su brazo. Reí.

-Te ves adorable cuando te sonrojas.
-¿No te ibas?
-No te enfades, bebé.
-No me enfado. –Destapo su cara y sonrió– Adiós, cariño.
-Adiós, nena.

▪Brenda POV

Ese beso fue increíble, en serio lo digo. Él ya se ha ido. Me siento sola. Una enfermera entra con un papel.

-Este es tu seguimiento. –Me da el papel– Es por si necesitas saber cómo sucedió todo.
-Gracias. –Le sonreí.

Ella salió y yo mire el papel.
DATOS

PACIENTE:
MASLOW, BRENDA ANNE
CAUSA(S):
HA SIDO ATROPELLADA A LAS OCHO Y DIECISÉIS DE LA NOCHE DEL DÍA 23 DE SEPTIEMBRE DEL DOS MIL DOCE.
LESION(ES):
LIGAMENTO DE LA RODILLA DERECHA ROTO. PARADA RESPIRATORIA. PERDIDA DE MEMORIA.
ENFERMEDAD(ES):
NINGUNA
EDAD:
17
FECHA NACIMIENTO:
19 ENERO 1995
PADRE:
MAX MASLOW
MADRE:
JULIA WORT


Aja, así qué ¿fui atropellada? Eso no lo sabía. Tengo la rodilla destrozada. “Genial”. Ojala estuviese aquí Justin. Pero, algo no encaja. ¿En serio es mi novio? No sé, yo le quiero. Y me siento bien ahora. Me siento completa. ¿Qué me está haciendo Justin? No puedo saber si él era así antes, yo olvide todo.

[…]

Esto aburre mucho. No hay nada qué hacer y se supone qué iba a venir Abby o Chaz. Entra una doctora, revisa todo y me avisa qué es hora de comer. Después entra otra con mi comida. La miro. Potaje con ensalada. ¡Fos! Cojo mi móvil y miro mi agenda. Tengo muchos contactos. Busco a Justin. ¿Por qué no le tengo? Pues a ver. ¡Chaz!

-¿Sí?
-¿Chaz?
-¿Brenda?
-Sí, yo. Dejemos las preguntas.
-Vale. –Ríe– ¿Qué necesitas?
-Puedes traerme una hamburguesa y papas fritas. ¡Por favor! Odio la comida qué me dan aquí.
-Pero debes comértela.
-Eso sonó muy mal. –Reí– Bueno, ¡tráemela!
-No.
-Por favor.
-Qué no.
-Llamaré a otra persona para qué lo traiga.
-¿A quién, eh? –Me desafió.
-Justin o Abby.
-¿Justin? –Ríe– Él no te traerá nada.
-¿Por qué?
-Oh, es verdad, te olvidaste de él por completo.
-¡Tráeme la puta hamburguesa! –Colgué.

Qué agresiva qué soy a veces. Bueno, no sé. Dejo mi móvil en la mesita qué tengo al lado de mi camilla. ¿Y ahora qué hago con esta comida?

▪Regular POV

Justin entro a su cuarto. Ryan estaba solo, fumándose un cigarro.

-Ey, bro.
-¿Dónde te has metido? –Lo miro.
-Estuve… –Se rasco la cabeza– en el hospital.
-¿Por qué? –Soltó su cigarro.
-Atropellaron a Brenda.
-No podemos estar cerca de ella, Justin.
-¿Y te crees qué iba a perder esa apuesta?
-¡Ostias! ¿La del beso?
-Oh sí. –Asintió con la cabeza sonriendo– La he besado y se ha dejado.
-Pero no lo vi. –Refunfuño.
-Ya lo veras, Ryan. Espero verte en pelotas por ahí. –Rió.
-¿Seguro?
-De lo más seguro, Butsy.
-Cabrón, no me llames así. –Ryan golpeo con su piño el hombro de Justin.

El rubio rió. Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y saco la caja de cigarros. Saco uno, lo poso en sus labios y lo encendió.

+++

Brenda miro a la hamburguesa. Sí, Chaz se la había traído. Ahora él estaba sentado allí, a su lado. Ella empezó a comer.

-¿Te encuentras mejor?
-Solo no me acuerdo de algunas cosas. –Dijo con la boca llena.
-Ya, ya. –Rió– Se nota.
-¿Qué pasa? –Dijo ella ofendida.
-Ya no eres tú, quiero decir, la chica qué conocí hace una semana.
-¿Cómo era antes?
-Tímida, a veces. Otras te revelabas. –Carcajeo– Eras muy lista, adorabas todas las clase y eras muy simpática.
-Wow…Ahora ya no recuerdo nada de eso. Más o menos.
-¿Y qué recuerdas?

Brenda termino de comer y miro a Chaz. Se elevo de hombros.

-Bueno, sé qué soy yo. –Sonrió– Recuerdo a mi madre, a mi padre, a ti más o menos, Abby y poco más.
-¿Solo?
-Solo eso. –Ella miro su brazo y suspiro. Lo escondió debajo de la manta.

El silencio se apodero de toda la habitación. Ni una mosca ni un aparato se oía. Era evidente qué Brenda no sabía de qué hablar. Aunque Chaz tuviese cosas que contar. No podía. Ella podía llegarle todo de golpe y provocarle daño. Eso era lo qué menos deseaba él.

+++

-Justin, debemos de irnos.
-¿A dónde?
-Al almacén.
-¿Por qué?
-Joder, tío. Vamos y cállate.

Ryan lo agarro del brazo y lo saco a fuera de la habitación. Como siempre hacían para salir del internado, pasaron por la puerta del pabellón. Subieron al coche de Justin. Él lo manejo hasta el lugar. Aunque aún seguía sin saber qué pasaba. El viaje fue silencioso. Al llegar aparcaron y se dirigieron al almacén. Nick y Carly estaban sentados en el sofá.

-¿Qué pasa ahora? –Dijo Justin situándose delante de ellos.
-Eres idiota. –Dijo Carly– ¿Sabes qué pasó? Vino Max.
-¿Y…?
-¿Cómo qué ‘y’? –Preguntó furiosa– ¡Vino diciendo qué te va a matar!
-Eso ya lo sé.
-Pero Justin, él está peor ahora. Estás con su hija.
-¿Cómo sabes?
-El bocazas de Nick.
-¿Estás con Brenda? –Preguntó Ryan, sorprendido.
-Bueno sí, pero es para qué Maslow no nos haga nada.
-¿Qué te crees Justin? Crees qué él no vendrá, te pegará un tiro en la cabeza y se irá.
-Pero le haría daño a su hija si me mata.
-Ella no te recuerda. –Afirmo Ryan– Ella no sabe nada de ti, y qué le dijeses qué sois novios no significa qué siempre sea así. Ella va a recordar todo algún día.
-¿Por qué siempre me cagas mis planes? –Preguntó el de ojos miel con enojo.
-No los cago. –Se elevo de hombros– Lo qué ocurre es qué tú eres idiota y no sabes pensar muy bien.
-Cierra la puta boca. –Dijo, mientras sus manos pasaban por su pelo.

Él no había pensado en eso. Jamás se acordó de ese detalle. Algún día, Brenda recordaría. Y se daría cuenta de todo. De tal forma, qué Max tendría pista libre para matar a Justin.

+++

Brenda cayó en un profundo sueño. Chaz, sacó su móvil y llamo a Abby.

-Ey, precioso. –Saludo ella.
-Hola pequeña.
-¿Necesitas algo?
-Brenda se quedo dormida y me estoy aburriendo.
-Oh, ¿quieres qué vaya?
-Sí y ya de paso de te quedas un rato.
-Muy bien. –Ella sonrió– Te veo ahora.
-Vale, te quiero. –Sonrió mostrando sus dientes.
-Yo también.

Colgó. Miro a la castaña. Parecía tan pacífica durmiendo.

+++

Justin abrió la puerta de su cuarto. Ya había vuelto del almacén. Estaba furioso. Sabía qué había sido un idiota. Esta mentira no le durará mucho. Brenda recordará. Y se dará cuenta de todo.

-¿Qué ocurre, Bieber? –Dice Jazmin entrando en su habitación junto con él.
-Nada.
-Te ves frustrado.
-Bueno. –Él gira bruscamente– ¿Y qué? –Preguntó furioso, más de lo qué estaba.
-Solo decía. –Ella le desafió con la mirada.
-No te pases, perra.
-Já, ya ves tú qué daño me hacen tus palabras.
-Cállate.
-¿Por qué? –Pregunta acercándose a él– ¿Me vas a obligar?

Justin no lo pensó dos veces. La empotró contra la pared más cercana. Ella arqueo la espalda ante el golpe, pero sonrió.

-He dicho qué te calles. –Susurro muy despacio.
-No quiero.

Sus alientos se mezclaban. El ambiente era tenso. Justin estaba cabreado. Jazmin quería un polvo.

-Te lo repito. –Tomo una profunda respiración– Cállate.
-Te digo qué no quiero.
-¿Sí? –Elevo una ceja– ¿En serio? ¿Quieres guerra?
-Claro, pero sobre la cama. –Sonrió pícara.

Los ojos de Justin se abrieron como un plato. Ella no podía haber sido más clara. Acerco sus labios a los suyos.

-Pues vamos a la cama. –Jadeo. La excitación recorría sus venas.

-Dios, sí, fóllame. –Pidió Jazmin en un gemido.

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