▪Brenda POV
Esos cortes. ¿Qué era
mi vida? Por lo qué se ve no me lleve bien con mi padre, o él nunca me venía a
ver. Una punzada en la barriga. Me retuerzo. Joder. Levanto la bata qué llevo.
Oh Dios mío. Trago saliva duramente. Bajo la bata y niego con la cabeza. De
nuevo, recuerdos.
≈Recuerdo≈
25 marzo 2009
Hoy, de nuevo, papá está trabajando. Al igual qué
mamá. Miro por la ventana de mi cuarto. Necesito una amiga. Necesito a alguien
qué me comprenda. La puerta de abajo se abre.
-¿Mamá? –Grito bajando las escaleras.
Nadie me responde. Termino de bajar y veo qué es mi
padre. Tiene la cara roja y una estúpida sonrisa. Me acerco a él.
-Papá, ¿estás bien?
-Quita niña.
-¿Estás borracho? –Él ríe- Papá…
-Bicho, aparta. –Me empuja.
Veo como él camina a la cocina. Le sigo. Él busca en
la nevera, sin suerte por lo que veo.
-Joder. –Se da vuelta- ¿Es qué no hay nada de comer
en esta casa?
No le respondo.
-Niña, ¿sorda y muda? Tan mal no te pude hacer,
joder.
-No soy muda, ni sorda.
-Pero si inútil.
-¡No!
-¡Sí! ¡Fuiste un error en mi vida! No sirves para
nada, eres inútil.
Noto como me empapo a lágrimas. Soy un error.
-¿Ahora lloras? –Ríe- Niñata.
-No entiendo por qué te emborrachaste.
-Cállate la jodida boca. Hazme un favor y vete.
-Pero…
-¿Por qué no trabajas en lo mismo qué tu madre? Te
vendría del diez.
-¿Me llamaste puta?
-Síp.
-Eres un cabrón. –Solloce.
No era posible esto. Y menos qué su mano acabase de
estallar contra mi mejilla. Llorando a mares, corrí hacía mi cuarto. Cerré de
un portazo y con llave. Los golpes de mi padre contra la puerta no cesaban. Sé
qué está borracho, qué todo lo qué dijo no lo pensaba, pero aun así duele.
-¡Abre la puerta, puta inútil!
Me alejo y llego a mi cama. Cuchilla. Levanto mi
camisa.
-I –La escribo en mi piel- N –Las voy recitando en
alto- Ú T I L. –Termino de deletrear. Mi estomago sangre, sangra y yo, en fin,
soy una puta inútil.
≈Fin recuerdo≈
Vuelvo en mí. Noto como
de mis ojos caen múltiples lágrimas. Eso fue muy duro. Mi padre, mi barriga,
cortes. Mierda.
-¿Qué pasa, Bren? –Me
pregunta Justin viniendo hacía mí.
-No –Seque mis
lágrimas- Nada.
-¿Segura?
-Sí. –Le
dedique una pequeña sonrisa.
La puerta de
mi habitación se abrió. Un hombre alto, con el pelo negro, ojos grises y con
poca barba –muy poca- entro. Él vino hacía a mí. Tome la mano de Justin qué
estaba a mi lado y la apreté, él me miro.
-Tranquila. –Me
susurra.
-¿Quién eres?
–Me sonaba demasiado.
-Soy yo, Brenda,
tu padre.
-¿Tú? –Trague
saliva.
-Sí, yo. –Me sonrió.
Beso mi mejilla- ¿Me recuerdas?
-No. –Dije
fría.
-Ya te dije
qué soy tu –Le interrumpí.
-Mi padre.
-Eso es. –Sonrió.
Él miro a Justin muy mal, fatal lo miro. En cambio, mi..Umh, novio, le sonrió.
-Hola Max.
-¿Qué haces
aquí? –Escupió.
-Estar con
Brenda.
-No, fuera de
aquí.
¿Estaba
echando a mi novio? Ya claro, ¿qué se cree? Yo quiero qué se quede.
-No, Justin.
–Apreté su mano- No te vayas. –Lo mire a los ojos.
-Me quedaré,
nena. Tranquila.
-No, te vas.
–Ordeno mi padre.
-Él no se va.
-Pero, ¿por
qué? ¿Te amenazo o algo?
-¡Por favor!
–Grite- Mi novio no se va de aquí.
-N–novio… ¿qué?
¿Novi–vio? –Preguntó entrecortadamente.
-Sí, ¿qué está
mal? –Pregunte.
-Qué é–él es
tu novio… -Entrecorto.
-¿Eso está
mal? ¿De verdad? –Lo mire a los ojos– ¿No quieres qué yo sea feliz? ¿Te crees
qué lo pase bien contigo? Qué me haya olvidado de cosas, no significa qué no
empiece a recordar. –Las lágrimas se apoderaron de mis ojos.
-¿Qué ocurre,
bebé? –Pregunta Justin.
-¿Sabes qué es
esto? –Levante mi bata, haciendo caso omiso a Justin. Señale la palabra
‘inútil’– ¿Lo sabes? –Él negó– Es culpa tuya.
-¿Cómo lo
sabes?
-Recordé qué
un día llegaste borracho a casa, mamá trabajaba y estaba sola. Me dijiste qué
era un error, qué era una puta, una inútil y me pegaste. Después subí y me
corte. –Sorbí– ¡Por tú culpa! –Grite– ¡Te odio! ¡Vete, escoria! ¡No te necesito
en mi vida! –Grite a todo pulmón.
Sentí como me
empezaba a marear. El aire me faltaba y empecé a hacer ruidos raros, intentando
volver a recobrar el aliento. El aparato qué determinaba como iba mi corazón
pito bruscamente.
-¡Brenda,
Brenda! –Grito Justin– No te vayas, mierda.
Él tomo la
mascarilla del oxígeno y la coloco en mi boca. Se alejo y fue hacía mi padre.
-¿Estás feliz,
eh? –Lo empujo– Por tú culpa ella está a punto de morir.
-¡Relajaté,
Bieber! –Le dio un puñetazo.
Vi como mi
novio se preparaba para darle uno, pero entraron los médicos. Después de eso no
recuerdo más.
▪Justin POV
Por culpa del subnormal
de Max, su hija está en peligro. Puede morir, entrar en coma o cualquier cosa.
Los médicos estaban mirando todos los aparatos conectados a ella y también
dándole más oxígeno. Puedo ser el “novio” de mentira –sin qué ella lo sepa– y
qué no la quiera, pero me estoy preocupando. No sé, pero ella me está
cambiando. La necesito a mi lado. Sin un por qué.
-No responde.
–Dice un médico.
-Ponle el
suero, y suminístrale más oxígeno.
El pecho de
Brenda no se mueve. Joder. Miro a Max.
-¿Estarás
contento, no?
-Yo no quería
qué ella sufriese.
-¿No?
Entonces, ¿qué hace así? Muriendo. ¿Eh? ¡Dime!
-Eres el menos
indicado para gritarme en estos momentos, Bieber. Quiero matarte. Ahora mis
ganas de tenerte bajo tierra han crecido. Me has robado a mi pequeña hija. Eres
su maldito novio. Sé cómo es tu trabajo, sabes el mío, pero ella no.
-Ella me
quiere.
-¿Y tú a ella?
¿La quieres?
-Sí. –No lo
sé, en realidad.
Me miro con
celo. Está celoso. Me rió interiormente. Miro a Brenda de nuevo. Su pecho
empieza a subir y bajar de nuevo, ella abre sus ojos y toma aire fuertemente.
Me acerco corriendo.
-¿Estás bien?
¿Te duele algo? –Ella asiente lentamente.
-Qui–quiero
qué ese hombre –Señalo a su padre– Se vaya, no lo conozco.
-Señorita, él
es su padre. –Informó una enfermera.
-No, él ya no
es nada para mí.
-Pero hija…
-Vete, estoy
harta.
El médico lo
echo amablemente. Yo le hubiese empujado y golpeado para qué saliese.
-Por favor,
manténgala tranquila. Avisaremos para cuando la tengamos qué operar.
-Está bien,
enfermera.
-Llámame Jane.
-Vale. –Le
sonreí.
Cuando me
quede a solas con Brenda, saque el tema de su padre.
-¿Por qué lo
has echado? –Bueno, quería qué se fuese.
-Recordé más.
–Ella miro a sus manos– Siempre me trato mal, y parecía qué no me quería.
–Levanto su vista– Él vino un día después de qué yo hubiese ingresado, ¿verdad?
-Estaría
ocupado.
-No, él
siempre paso de mí. Lo recuerdo perfectamente.
Me quede
callado. No tenía nada qué contestarle. Ella me examino.
-Oh Dios,
Justin. –Cerro los ojos– Tienes sangre en el labio.
-¿Sí? –Pase mi
mano por él– Cierto, tengo sangre. –Cogí papel y limpie– Fue del puñetazo
qué…Nada.
-Te lo dio
Max.
-Tu padre.
-Él no es.
Wow, ahora el
enemigo de mi chica es el mismo qué el mío. Irónico.
-Oye, nena,
creo qué debería irme para qué descansases. Además, debo volver al internado.
-No, no te
vayas.
-Ahora viene
Chaz o Abby, tu mejor amiga. –Aclare.
-Me gustaría
qué te quedases. –Ella se sonrojo.
-Debo irme, en
serio.
-Dame un beso
antes de irte entonces ¿no? –Sonrió pícara.
¿Desde cuándo
ella es tan lanzada? Eso me gusta. Es tan provocativo. Dios.
-Pero
necesitas el oxígeno, nena.
-Dame tú el
oxígeno.
Levante una
ceja divertido. Me acerqué a ella, le saque la mascarilla y lentamente acerque
mi cara a la suya. La voy a besar. Sí, apuesta finiquitada. ¡Sí!
-Bésame.
-Nena. –Jadeé–
No sabes las ganas qué tengo.
Termine de
acercar mi cara a la suya. Presione mis labios firmemente contra los de ella.
Puse mi mano en su mejilla. Me separé, deje qué ella tomará aire. Pero, en
seguida, cogió mi cara y presiono de nuevo nuestros labios. Empezamos a
moverlos, haciendo un beso más pasional. Ella enredo sus manos en mi cuello y
se sentó en la camilla. Toque su labio con mi lengua, pidiendo entrada y ella
me dejo. Mi lengua entro a su boca y la de ella igual. Nuestras salivas se
mezclaban. Dios, había deseado tanto esto. Pero este beso, joder. Pensé qué
besaba mal. Ahora me siento en el cielo. Me separé de ella y pegue nuestras
frentes.
-Necesitas
aire, nena. –Bese su cabeza.
-Eso estuvo
genial. –Afirmo colocándose la mascarilla.
La mire con
mis dos cejas levantadas. Ella se puso de un color carmesí y escondió su cara
en su brazo. Reí.
-Te ves
adorable cuando te sonrojas.
-¿No te ibas?
-No te
enfades, bebé.
-No me enfado.
–Destapo su cara y sonrió– Adiós, cariño.
-Adiós, nena.
▪Brenda POV
Ese beso fue
increíble, en serio lo digo. Él ya se ha ido. Me siento sola. Una enfermera
entra con un papel.
-Este es tu
seguimiento. –Me da el papel– Es por si necesitas saber cómo sucedió todo.
-Gracias. –Le
sonreí.
Ella salió y
yo mire el papel.
DATOS
|
|
PACIENTE:
|
MASLOW, BRENDA ANNE
|
CAUSA(S):
|
HA SIDO ATROPELLADA A LAS OCHO Y DIECISÉIS DE LA
NOCHE DEL DÍA 23 DE SEPTIEMBRE DEL DOS MIL DOCE.
|
LESION(ES):
|
LIGAMENTO DE LA RODILLA DERECHA ROTO. PARADA
RESPIRATORIA. PERDIDA DE MEMORIA.
|
ENFERMEDAD(ES):
|
NINGUNA
|
EDAD:
|
17
|
FECHA NACIMIENTO:
|
19 ENERO 1995
|
PADRE:
|
MAX MASLOW
|
MADRE:
|
JULIA WORT
|
Aja, así qué
¿fui atropellada? Eso no lo sabía. Tengo la rodilla destrozada. “Genial”. Ojala
estuviese aquí Justin. Pero, algo no encaja. ¿En serio es mi novio? No sé, yo
le quiero. Y me siento bien
ahora. Me siento completa. ¿Qué me está haciendo Justin? No puedo saber si él
era así antes, yo olvide todo.
[…]
Esto aburre
mucho. No hay nada qué hacer y se supone qué iba a venir Abby o Chaz. Entra una
doctora, revisa todo y me avisa qué es hora de comer. Después entra otra con mi
comida. La miro. Potaje con ensalada. ¡Fos! Cojo mi móvil y miro mi agenda.
Tengo muchos contactos. Busco a Justin. ¿Por qué no le tengo? Pues a ver.
¡Chaz!
-¿Sí?
-¿Chaz?
-¿Brenda?
-Sí, yo. Dejemos las preguntas.
-Vale. –Ríe– ¿Qué necesitas?
-Puedes traerme una hamburguesa y papas fritas. ¡Por
favor! Odio la comida qué me dan aquí.
-Pero debes comértela.
-Eso sonó muy mal. –Reí– Bueno, ¡tráemela!
-No.
-Por favor.
-Qué no.
-Llamaré a otra persona para qué lo traiga.
-¿A quién, eh? –Me desafió.
-Justin o Abby.
-¿Justin? –Ríe– Él no te traerá nada.
-¿Por qué?
-Oh, es verdad, te olvidaste de él por completo.
-¡Tráeme la puta hamburguesa! –Colgué.
Qué agresiva
qué soy a veces. Bueno, no sé. Dejo mi móvil en la mesita qué tengo al lado de
mi camilla. ¿Y ahora qué hago con esta comida?
▪Regular POV
Justin entro a
su cuarto. Ryan estaba solo, fumándose un cigarro.
-Ey, bro.
-¿Dónde te has
metido? –Lo miro.
-Estuve… –Se
rasco la cabeza– en el hospital.
-¿Por qué?
–Soltó su cigarro.
-Atropellaron
a Brenda.
-No podemos
estar cerca de ella, Justin.
-¿Y te crees
qué iba a perder esa apuesta?
-¡Ostias! ¿La
del beso?
-Oh sí.
–Asintió con la cabeza sonriendo– La he besado y se ha dejado.
-Pero no lo
vi. –Refunfuño.
-Ya lo veras,
Ryan. Espero verte en pelotas por ahí. –Rió.
-¿Seguro?
-De lo más
seguro, Butsy.
-Cabrón, no me
llames así. –Ryan golpeo con su piño el hombro de Justin.
El
rubio rió. Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y saco la caja de
cigarros. Saco uno, lo poso en sus labios y lo encendió.
+++
Brenda
miro a la hamburguesa. Sí, Chaz se la había traído. Ahora él estaba sentado
allí, a su lado. Ella empezó a comer.
-¿Te
encuentras mejor?
-Solo
no me acuerdo de algunas cosas. –Dijo con la boca llena.
-Ya,
ya. –Rió– Se nota.
-¿Qué
pasa? –Dijo ella ofendida.
-Ya
no eres tú, quiero decir, la chica qué conocí hace una semana.
-¿Cómo
era antes?
-Tímida,
a veces. Otras te revelabas. –Carcajeo– Eras muy lista, adorabas todas las
clase y eras muy simpática.
-Wow…Ahora
ya no recuerdo nada de eso. Más o menos.
-¿Y
qué recuerdas?
Brenda
termino de comer y miro a Chaz. Se elevo de hombros.
-Bueno,
sé qué soy yo. –Sonrió– Recuerdo a mi madre, a mi padre, a ti más o menos, Abby
y poco más.
-¿Solo?
-Solo
eso. –Ella miro su brazo y suspiro. Lo escondió debajo de la manta.
El
silencio se apodero de toda la habitación. Ni una mosca ni un aparato se oía.
Era evidente qué Brenda no sabía de qué hablar. Aunque Chaz tuviese cosas que
contar. No podía. Ella podía llegarle todo de golpe y provocarle daño. Eso era
lo qué menos deseaba él.
+++
-Justin,
debemos de irnos.
-¿A
dónde?
-Al
almacén.
-¿Por
qué?
-Joder,
tío. Vamos y cállate.
Ryan
lo agarro del brazo y lo saco a fuera de la habitación. Como siempre hacían
para salir del internado, pasaron por la puerta del pabellón. Subieron al coche
de Justin. Él lo manejo hasta el lugar. Aunque aún seguía sin saber qué pasaba.
El viaje fue silencioso. Al llegar aparcaron y se dirigieron al almacén. Nick y
Carly estaban sentados en el sofá.
-¿Qué
pasa ahora? –Dijo Justin situándose delante de ellos.
-Eres
idiota. –Dijo Carly– ¿Sabes qué pasó? Vino Max.
-¿Y…?
-¿Cómo
qué ‘y’? –Preguntó furiosa– ¡Vino diciendo qué te va a matar!
-Eso
ya lo sé.
-Pero
Justin, él está peor ahora. Estás con su hija.
-¿Cómo
sabes?
-El
bocazas de Nick.
-¿Estás
con Brenda? –Preguntó Ryan, sorprendido.
-Bueno
sí, pero es para qué Maslow no nos haga nada.
-¿Qué
te crees Justin? Crees qué él no vendrá, te pegará un tiro en la cabeza y se
irá.
-Pero
le haría daño a su hija si me mata.
-Ella
no te recuerda. –Afirmo Ryan– Ella no sabe nada de ti, y qué le dijeses qué
sois novios no significa qué siempre sea así. Ella va a recordar todo algún
día.
-¿Por
qué siempre me cagas mis planes? –Preguntó el de ojos miel con enojo.
-No
los cago. –Se elevo de hombros– Lo qué ocurre es qué tú eres idiota y no sabes
pensar muy bien.
-Cierra
la puta boca. –Dijo, mientras sus manos pasaban por su pelo.
Él
no había pensado en eso. Jamás se acordó de ese detalle. Algún día, Brenda
recordaría. Y se daría cuenta de todo. De tal forma, qué Max tendría pista
libre para matar a Justin.
+++
Brenda
cayó en un profundo sueño. Chaz, sacó su móvil y llamo a Abby.
-Ey, precioso. –Saludo ella.
-Hola pequeña.
-¿Necesitas algo?
-Brenda se quedo dormida y me
estoy aburriendo.
-Oh, ¿quieres qué vaya?
-Sí y ya de paso de te quedas un
rato.
-Muy bien. –Ella sonrió– Te veo
ahora.
-Vale, te quiero. –Sonrió mostrando
sus dientes.
-Yo también.
Colgó.
Miro a la castaña. Parecía tan pacífica durmiendo.
+++
Justin
abrió la puerta de su cuarto. Ya había vuelto del almacén. Estaba furioso.
Sabía qué había sido un idiota. Esta mentira no le durará mucho. Brenda recordará.
Y se dará cuenta de todo.
-¿Qué
ocurre, Bieber? –Dice Jazmin entrando en su habitación junto con él.
-Nada.
-Te ves
frustrado.
-Bueno. –Él
gira bruscamente– ¿Y qué? –Preguntó furioso, más de lo qué estaba.
-Solo decía.
–Ella le desafió con la mirada.
-No te pases,
perra.
-Já, ya ves tú
qué daño me hacen tus palabras.
-Cállate.
-¿Por qué?
–Pregunta acercándose a él– ¿Me vas a obligar?
Justin no lo
pensó dos veces. La empotró contra la pared más cercana. Ella arqueo la espalda
ante el golpe, pero sonrió.
-He dicho qué
te calles. –Susurro muy despacio.
-No quiero.
Sus alientos
se mezclaban. El ambiente era tenso. Justin estaba cabreado. Jazmin quería un
polvo.
-Te lo repito.
–Tomo una profunda respiración– Cállate.
-Te digo qué
no quiero.
-¿Sí? –Elevo
una ceja– ¿En serio? ¿Quieres guerra?
-Claro, pero
sobre la cama. –Sonrió pícara.
Los ojos de
Justin se abrieron como un plato. Ella no podía haber sido más clara. Acerco
sus labios a los suyos.
-Pues vamos a
la cama. –Jadeo. La excitación recorría sus venas.
-Dios, sí,
fóllame. –Pidió Jazmin en un gemido.
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