Capítulo 28.
Justin POV.
Ha pasado un mes desde
que Brenda intento suicidarse. Por lo que me han dicho, ella está algo mejor y
le dan mucho más tiempo de vida. Ya puede mover sus manos. Sigue teniendo
problemas respiratorios, y además le detectaron también problemas en el
corazón. Me han dicho que sigue soltera, aunque Dani le ha pedido salir unas
cuantas veces. Ella sigue sin hablarme, tampoco he ido a verla cuando está
despierta. Suelo ir cuando duerme, y la observo. Los chicos la siguen yendo a
ver, pero están minutos dentro de esa habitación. Ella los echa. Está enfadada,
demasiado enfadada. Es ella quien nos odia ahora.
Por mi parte, todo ha
cambiado. Ya no estoy en la banda, ya no soy tan mujeriego, me llevo mejor con
mi familia. He cambiado a mejor, creo. Pero hay algo que me falta, y es ella.
Solo ha pasado un mes, nada más, pero se siente como años. Solo quiero verla
sonreír gracias a mí, la quiero ver conmigo, la quiero ver
besándome…
—Hoy muere alguien, ¿quién me puede haber tocado el
culo? —Oí la risa de
Chaz.
—Pues, alguno de los chicos de los qué están. —Contestó el
moreno a la chica nueva.
—Vale, voy a adivinar quién es. Le partiré la cara.
–Dijo furiosa.
Ella se volteo. Encontrándose a centímetros de mi
cara. Sus ojos eran verdes, y me disparaban miles de balas con demasiado odio.
—¿Qué me vas a hacer, fiera? —Relamí mis
labios.
Ese había sido la
primera vez que hablábamos. Recuerdo que empezamos a pelearnos. Ella se me
resistía, ella no me quería. Cuando nuestro trato, ella dormiría conmigo y la
dejaría en paz. Fue tan ilusa, que no se dio cuenta de que eso sería seguirla
molestando. Yo a ella la deseaba en mi cama, pero nunca lo conseguí hasta el
accidente de coche. En ese momento me sentía como una mierda, porque sabía que
era mi culpa. Después ella despertó, no recordaba nada…le dije que era mi
novia.
—Ey, tú. —Me señaló— Ven.
—¿Qué quieres? —Me acerqué a ella.
—Cuéntame sobre mí.
—Esto… —Me rasco la nuca— No puedo.
—¿Por qué?
—Los médicos dijeron qué entras en shock cada ve qué
te cuentan algo, al parecer te pones a recordar.
—Eso es lo qué quiero. Ser yo.
—Está bien.
Respiro. Yo sé de ella tanto. No puedo contarle
todo. Sí empieza a recordar todo, le parecería extraño qué yo conociera todos
los detalles de su vida. Sería extraño. Ella estaría de testaruda intentando
adivinar.
—Te llamas Brenda Anne Maslow. Tienes diecisiete
años. Eres de Canadá. Tú madre se llama Julia Wort y tu padre Max Maslow.
Ella me mira detenidamente.
—Sabes más.
—No.
—Sí.
—Brenda, te conocí hace…
¿Por qué no jugar? ¿Por qué no ganar ya esa apuesta?
—Te conocí hace tres años. Y sé poco de ti. —Continuo.
—¿Cuándo nos conocimos?
—Ya te dije, hace tres años.
—No te recuerdo.
—Soy Justin, boba. ¿También te tengo qué recordar qué
estamos de novios?
—¿Novios?
—Sí, llevamos un año.
Yo la hice mía por
primera vez, me sentí en el cielo. El tiempo pasaba, ella fue secuestrada por
su propio padre y entonces recordó todo. Se enfadó conmigo. Mucho después,
descubrí que estaba tomando muchas pastillas anti depresivas. La cogí en brazos
y la tiré a la piscina. Vi todos esos golpes por todo su cuerpo. Su padre era
un hijo de puta. Nos perdonamos. Después ella me evitaba, nos peleamos, pero
horas después ella me pidió perdón. Semanas más tarde, ocurrió lo peor. Ella
tuvo ese aborto, que al fin no fue. Me enfade tanto en ese momento que la deje
de lado, me aparté de su vida por días. Por más que Ryan intentaba que fuera a
buscarla, mi orgullo no me dejaba. Hasta que llegamos a aquel fatídico día
donde ella acude al suicidio.
Y, bueno, ahora ya no
queda nada. Creo que ni las cenizas de todo lo que vivimos. Solo quedaban los
recuerdos junto a ella, su preciosa sonrisa mientras me miraba con esa mirada
llena de dulzura.
Tenía que hacer algo
para que todo volviese a la normalidad, aun sabiendo que ella tiene poco tiempo
de vida. ¡Debe ser cuanto antes!
Quiero que ella sea mi eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Has leído esto? ¿Vas a comentar? ¡Muchas gracias, cielo!