Capítulo 30.
—Estás preciosa, Brenda. —Me halago
Caitlin, con lágrimas en los ojos.
—¿Tú crees? —Giré mientras me miraba en aquel gran espejo.
Después de siete meses,
estaba a punto de casarme con Justin. Le había dicho que sí, miles de veces sí.
Deseaba pasar lo que me quedaba de vida junto a él, el hombre de mi vida. Y
aquí estaba. Poniéndome el traje de boda. El cual era de palabra de honor. La
parte de arriba era en corsé y la de abajo era una falda larga. Era precioso,
Caitlin, Pattie, Abby y Jazzy se habían esmerado mucho en conseguirlo. Mi pelo
estaba en un recogido un poco suelto, tampoco quería verme tan, pero tan
repeinada.
Caitlin era la madrina
y Chaz el padrino. Porque a Abby le había prometido que sería la madrina de el
hijo que espero. Sí, de nuevo estaba embarazada, de dos meses. Sé que corro el
riesgo de morir en el parto, pero me da igual. Quiero hacer feliz a Justin
dándole un hijo al menos.
Toda mi vida había dado
un cambio de ciento ochenta grados. Todo se había vuelto mejor. Dani se había
convertido en un chico esplendido, genial y dulce. Era como un hermano mayor
para mí. James, mi verdadero hermano, había viajado desde su casa en Miami solo
para verme casarme. Era tan perfecto como hermano. Mi padre acabo entre rejas,
y mucho que me alegro. No quiero que se acerque a mí, a Justin y a nuestro
hijo. Mi madre y yo hemos vuelto a la normalidad, pero aun nos peleamos por lo
mismo. Con mis amigos, todo había estado de nuevo como siempre. Perfectamente.
En el hospital yo había mejorado mucho, así que tenía mucha más libertad que
antes. Iba a la playa, al campo, a restaurantes, parques,… Podía seguir mi
vida, aun tomando medicamentos.
—Vamos, es la hora, Brenda. —Sonrió James
entrando en la sala donde estaba, para llevarme hasta el altar.
—Allá voy. —Enganché mi brazo con el suyo.
Yo me había vuelto más
fuerte y luchadora. Ya no estaba rota, sonreía y reía por todo. Mi vida no era
una mentira, era una verdad. La gente se emocionaba con mi historia, decían que
yo era una chica especial. Justin les decía que yo era su chica especial. Se
ponía aun más celoso cuando me lo decían los chicos, o su propio hermano.
Jaxon, lo conocí justo un mes después de la proposición de Justin. Al igual que
a su padre, Jeremy. No sé cómo demonios Justin se podía poner celoso de un niño
de cuatro años. Era recordar aquel momento ye charme a reír. Justin enfurruñado
en el sillón mientras Jaxon abrazaba mi pierna. Se veía tan dulce.
Cuando me doy cuenta,
estoy frente a Justin. Quien me sonríe ampliamente.
—Estás hermosa. —Susurra.
—No te quedas atrás, Bieber. —Le guiñé un ojo.
[…]
—¡Qué va, eh, qué va! —Grite mientras me daba la vuelta y tiraba el ramo de
flores. Cayendo en manos de mi prima Jane— ¡Mira a ver con quién te casas, enana!
—Cállate. —Rió, mientras se ruborizaba y besaba a su novio,
Liam.
La ceremonia fue
tranquila, muy tranquila. Hasta el momento de la comida, cuando Chaz y Justin
se pelearon por el ultimo trozo de tarta. Fue muy gracioso, porque el trozo
acabo en el vestido de Abby, quien se enfadó tanto que le dio dos collejas a
cada uno. Caitlin y Ryan no paraban de darse besitos y mimitos. Ahora eran
novio. Se veían tan cucos juntos. Y Chris…bueno, Christian rodaba por los
suelos gritando “¡Vivan las croquetas!” Claramente, mi boda no iba a ser
normal.
—¡Atiendan, por favor! —Gritó Justin, pero nadie le hizo caso. Se subió a la
silla—
¿¡Es ese Chuck Norris!? —Gritó más fuerte y sorprendentemente todos miraron— Muy bien. —Se bajo de la
silla—
Brenda y yo tenemos algo que deciros. —Sonreímos— ¡Estamos embarazados!
—¿Perdona? —Le miré— ¡No eres tú a quien le saldrá un bombo!
—Puedo comer mucho para engordar y tener uno. —Elevó una ceja
con una sonrisa burlona.
—Idiota. —Reí y le di un pequeño beso entre los aplausos de la
gente.
Todo transcurrió
normal, muy bonito y especial. Un nuevo recuerdo para mi álbum. Todos nos
pusimos al lado de la fuente de chocolate. Cait, Ryan, Chris, Justin, yo, Abby
y Chaz. Sonreímos, y nos tomaron la foto. Christian tropezó al irse a colocar
mejor, cayéndose encima de la fuente de chocolate, salpicando en mi vestido.
Ryan se cayó encima de Chris. Caitlin perdió un pendiente y se puso a gatear
para encontrarlo. Abby y Chaz, pusieron sus peores caras. Yo me estaba
partiendo de risa, mientras Justin me aguantaba con la mano, ya que me había
inclinado hacia atrás y casi me mato. Un flash nos inundo a todos. Habían
fotografiado la graciosa escena. Ya sé que foto de mi boda iría enmarcada en
grande en mi salón.
Al final, Justin y yo
pudimos pasar esos baches, llegando hasta los muros en nuestros corazones y
destruirlos.
Porque él será mi eternidad y yo la suya.
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Sigan mirando, está el epílogo.
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Sigan mirando, está el epílogo.
Fin.
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