Juegos Sexuales [21] ~Maratón 4/5~

Capítulo 21

-Tranquila, _____.

-N…n…o…y además…esa…esa zorra con la qué estaba…

-¿Mario?

-No, digo en la realidad.

-¿Qué hablas?

-Anoche, Justin, estaba con una chica…

-¿Y eso qué tiene de malo?

-No sé, pero…

-Pero…-Me dijo, como dándome paso a continuar.

-Pero, estoy celosa.

Ryan se había despertado, eran las 5:34 de la mañana. Estábamos en el salón, me intentaba tranquilizar. Pero lo único qué yo hacía era llorar más, tartamudear y quererme morir. Y además lo de Justin, la zorra esa con la qué estuvo anoche. ¡ESTOY CELOSA!

-¿Celosa de esa por estar con Justin?

-Olvi…olvida lo qué dije.

-Está bien, pero no llores más.

-¡Es qué se moría!

-Ha sido una pesadilla.-Me decía mientras acariciaba mi pelo y yo me escondía en su pecho.

-Pero…pa…parecía tan real.

-Era una pesadilla, tranquilízate por favor.

13:14

Poco a poco abro los ojos, ya respiro con normalidad. Estoy calmada. Ryan ya no está a mi lado. Me levanto y camino, mientras me restregó los ojos, hasta la cocina. No tengo mucha hambre. Cojo un paquete de galletas y subo las escaleras. ¿Dónde coño se metieron todos? Llego a mi cuarto, comiendo mis galletas de chocolate. Cojo mi móvil, un mensaje.

‘Gatita, estaré por ahí dentro de cinco minuto. Te quiero.’

-Pues yo no te veo.-Me eleve de hombros, hablo sola.

Me doy la vuelta para bajar.

-¿Me ves ya?

Me encuentro con la cosa más bonita de este mundo ante mis ojos.

-¡MARIO!-Suelto hasta el paquete de galletas para abrazar a mi novio. Me separó y me agacho, cojo el paquete.-Oh, pobre paquete de galletas.-Mire a Mario.

-Estás loca.-Sonrío negando con la cabeza y se sentó en mi cama.

-Oye, tenemos qué hablar.-Me acabo de acordar lo del otro día.

-A ver, dime preciosa.

-El otro día…-Me senté en sus piernas, mirando al frente. Nah, a mi paquete de galletas.-Te escuche hablar de qué una tal Caterina te esperaba. Qué no me quieres, qué soy facilona.-Respire hondo.

-Ah eso, te lo quería contar.-Le mire.-Resulta qué, Eduardo. ¿Te acuerdas de él?-Asentí.-Pues hicimos una apuesta, quien antes te tenga entre sus sábanas gana.

-Ma…rio ¡pedazo de…-Me interrumpió.

-Acepté, para estar de nuevo contigo. Lo de Caterina, es una tapadera, en realidad no existe.-Se acerco a mi oído-Ahora, si quieres, insúltame.-Susurro.

Me levante de sus piernas y lo mire. En mi cara fue apareciendo una sonrisa. Tire las galletas al suelo y me lance sobre Mario. Lo empuje asía atrás. Me tumbe sobre él, riendo y acaricie su mejilla.

-Te quiero.

-Sabes qué yo más.-Dijo mientras acariciaba mi muslo.

Rompo las distancias, me apodero de sus labios. Sus manos se pasean por mis muslos y espalda. Me da paso y entro, con mi lengua, en su boca. El me imita. Poco a poco la lujuria se apodera de nosotros. En tres segundos ya queremos comernos el uno al otro. Baja con sus besos por mi cuello, llegando a mis pechos. Y no sé corta, los besa. Me siento bien, de nuevo con él.

                                    ……………

-Oye, _______.

-Dime.

-Me, me voy a España.

-¿Qué?-Le miro.-¿Cuánto tiempo?

-Lo qué le duré el trabajo a mi hermano.

-No, M, no joder.

-Hay una opción.

-¿Cuál?

-Venirte con nosotros.

-No puedo.

-Pero…-Le interrumpí.

-Sí de verdad me quieres, ingéniatelas para quedarte.

Vi como Mario se levantaba con la cabeza agachada, se vestía y se iba. ¿Qué coño? ¡Es un idiota! Oigo como la puerta principal se abre y después se cierra. Se ha ido. Me levanto, me visto y bajo. Me quedo frente a la puerta, quieta, con los ojos aguados. Me ha dejado, se ha ido. Entonces, la apuesta…Era cierta. Me ha mentido. No sé cómo lo puedo amar. ¿¡Cómo!? ‘Es qué no lo amas de verdad, tienes algo qué te mantiene atada a él. Tú a quien quieres es a Justin.’ ¿Qué hablas? Puto cerebro mandando información indeseada. La puerta se abre, son los chicos. Rápido me limpio las pocas lágrimas qué derrame e intento sonreír.

-Hey,-Dije con la voz rota. Respiro hondo.-¿a dónde habéis ido?

-A comprar pizza.-Me responde Ryan.

-Os pasáis el día comiendo pizza.-Río débilmente, y de nuevo, el nudo en mi garganta.

Me acerco a Chris, lo abrazo y me echo a llorar. No aguantaba más, qué días más tristes me están pasando.

-¿Qué paso, ______?-Pregunto Ryan.

-______, ¿estás bien?-Esta vez hablo mi mejor amigo.

-Se ha ido, para siempre.-Dije en un sollozo y casi tartamudeando.

-¿Quién?-Pregunto Cait.

-M…Mario. Se ha ido. -Apreté mis ojos, haciendo qué muchas más lágrimas saliesen de ellos.

-Tranquila.-Dijo Chris, acariciándome el pelo.

Me separé de él y mire al suelo. Vi qué Justin también estaba aquí presente, pero no podía mirarle a la cara. Tenía miedo de ver de nuevo esa imagen. Sangre por todos lados. Y los sonidos de anoche…¡agg!

-Hey, princesa.-Escuche su voz, lo dijo tan tiernamente.-Tranquila, levanta la cabeza. No llores más.-Sentí como se acercaba a mí.

-Justin, para.-Dije dando un paso atrás.

-¿Por qué?-Se acerco de nuevo, yo seguía mirando al suelo.

-Bro, párate. No te acerques más a ella, por favor.-Dijo Ryan.

-¿Qué pasa?-Pregunto Cait.

La impotencia de hablar, moverme o hacer algo, de nuevo se hizo presente. Quería salir corriendo. Levante poco a poco la cabeza y mire a Justin detenidamente. Una pequeña sonrisa ocupo mi cara. Me acerqué a él y lo abracé. No puedo enfadarme con una persona qué aprecio. Ala, ya lo he dicho. Le aprecio. Él me correspondió el abrazo, note como una sonrisa bien grande aparecía en su rostro. Brr, brr. Mi móvil. Me separo de Justin y miro el pequeño aparato. Número desconocido.

-¿Quién es?

-¿Me recuerdas?

Esa voz. O no. No quiero volver a ese mundo, estuve demasiado tiempo dentro de ello. No tuve problemas pero…Qué no y punto.

-Ant…Anthony.

-Veo qué te acuerdas.

-Sí, ¿qué querías?

-Un helado, no te jode.-Dijo con ironía.-Te necesito, tengo un encargo y lo realizaras tú.

-No…no quiero volverme a meter en ese mundo.

-Gracias a mí pudiste abortar, ¿recuerdas?-Apreté mis labios.

-Eso fue hace meses.

-Sí, un trece de enero.

-Me da igual, no haré nada.

-¿Segura? Ese tal Justin muerto estaría muy guapo…¿no crees?

-¿Qué? No te atrevas a tocarlo.

-Pues hazme caso.

-Está bien.-Me di por vencida.

-Mario, Mario Cest.-¿Qué pasa con él chico qué arruino mi vida?-Necesito qué lo mates. Me debe dinero y ahora se vuelve a España, a esconderse. Tienes dos días para realizar tu trabajo. Adiós, hermosa.-Colgó.

Esto, yo, no. ¿Matar a la persona qué me hizo feliz? Y si no lo hago, irá a por Justin. No, no, no, no, no, no, no. ¡PUTA MIERDA! ¿Por qué me tuve qué meter en esa banda? ¿Por qué? Ah sí, tenía qué abortar como bien dijo Anthony. Gracias a él, hoy día, no tendría un bebé entre mis brazos. Mire a los chicos, los cuales no paraban de reír y hablar. Subí a mi cuarto, cogí lo primero qué pille de ropa, me la puse, peine y todo eso. Mi móvil, llaves y gafas de sol. ¡Ah sí! Ahora tendré qué llevar en sima, siempre, la pistola. Baje corriendo.

-Vuelvo en unas horas.-Dije mientras me acercaba a la puerta.

-Pero, ¿no comerás pizza?-Pregunto Justin.

-Guárdame un pedazo.-Le guiñe un ojo.-Por cierto, no salgáis de casa.-Les advertí. En cualquier esquina podrían estar los secuaces de mi superior, ahora.-Sobre todo tú, bipolar.

-Un día soy sexopata, otro idiota, al siguiente bipolar.-Se quejo.

-Hazme caso, eh.

Salí de casa. No sé, aun tenía dos días para hacer el trabajo. Camine por las calles de Stratford, sin un rumbo claro. Mi madre vuelve mañana. Tendré qué tener cuidado con lo qué hago. Llego a casa de Rydel. Suspiro y toco al timbre. Me abre su madre.

-¡Hola, cariño!-Me abraza.-¿Qué te trae por aquí?

-Rydel, ¿esta?

-Oh, lo siento cielo. Se fue a estudiar al extranjero.

-Jo. Bueno, gracias.-Sonreír.-Hasta luego Cande.

-Adiós, amor.

Cerró la puerta. Oc, mi mejor amiga se va y me deja solita. Camino de nuevo hasta donde me lleven mis pies. Me aburro, joder. De nuevo vuelvo a mi casa. Entro, Justin dormido en el salón y los demás no están. ¿Cuánto llevo fuera? Miro la hora, 17:12. Pues llevo tiempo, eh. Subo a mi cuarto y guardo la pistola.

-¿Qué haces, ____?

-Na…nada.-cierro rápido la gaveta.

-Ah, ¿segura?

-Sí.

-Está bien.

-Oye, lo de ayer…

-Tranquila, me pase.-Se acerco a mí.- A veces puedo ser muy idiota.

-No, es culpa mía. Soy bipolar.-Me acerqué más.

-Yo soy un sexopata bipolar, es mi culpa.

-Qué no.

-Qué sí.

-Qué no.

-Qué sí.

-Cállate y bésame.

Me acerqué a él y lo bese. No sé, pero estoy nerviosa. Poco a poco nuestros labios se fueron acomodando los unos a los otros. Coloco mis manos en su cuello, entrelazándolas, y él rodea mi cadera con sus brazos, pegándonos más. El beso se vuelve salvaje, demasiado diría yo. Sin previo aviso, la lengua de Justin entra en mi boca. Primero, me sorprendo y, segundo, lo imito. Creo qué el beso se está volviendo demasiado salvaje. No es por nada, pero el amigo de Justin esta duro. Me separó de él y río.

-¿Qué?-Miro a su entrepierna.-Perdón.-Se sonroja.

-¿¡Estas pidiendo perdón por qué se te puso duro el tema!? ¡Oh Dios mío! ¿¡Eres Justin!?

-Exagerada.-Sonrío.

-Me gusta tu sonrisa, es tierna, a veces.

-Gracias, pero la tuya es más aun.

-¿Sí?

-Sí.-Sonrío mostrando sus dientes.

‘Esto es culpa tuya, ____.’ ‘Muérete.’ Creo que mi cara torna a pálida al recordad como su voz pronunciaba esas palabras. Trago saliva y miro al suelo. No tengo ganas de llorar pero, las imagines de ese sueño se apoderan de mi cabeza. Se fuerte, chica. Levanto la cabeza y miro a Justin, parece preocupado. Sus ojos están algo rojos, me asusto, demasiado. Agacho la cabeza rápidamente y apretó mis labios.

-¿Estás bien?-No hablo.-¿_____?

-S…sí.-Tartamudee. Esta situación me acojona.

-¿Segura?

-Yo, yo…no te mueras, por favor.