Juntos...¿por siempre? Epílogo.

Juntos…¿por siempre? {Epílogo}

Lunes 15 agosto. 22:07

-Justin, creo qué deberíamos irnos a dormir ya.

-¿Dormir? ¿Crees qué será posible?-Pregunto con una sonrisa picara.

-Mm, sí, será posible.-Me levanté del sillón y me puse enfrente de él.-Venga.-Alargué la ‘a’.

-Pesada.-Rodeo mi cadera con sus brazos y pego su cabeza a mi barriga.

-Vamos, cariño.-Le dije mientras acariciaba su pelo.

-Sabes qué papá y Chelsea no están. Podemos hacer lo que queramos.-Levanto mi camisa y beso mi vientre produciéndome cosquillas.

-Ay…Justinsito.-Dije con algo de risa y me senté a ahorcajadas sobre él.

-¿Y si yo no quiero ahora?-Pregunto mirándome los ojos.

-Te violaré.

-Uh, eso habría qué verlo.

-No me tientes, Bieber.

-¿Sabes qué? Mejor dejemos esto para la noche de tu cumpleaños.

-A saber todo lo qué me harás ese día, bonito.-Le dije mordiéndome el labio.

La verdad es qué quedaban dos días para mi cumpleaños, para mis diecisiete. Y otra verdad es que Justin y yo lo hacemos casi todos los días. Desde la primera vez no hemos parado, nos complace, nos gusta. Pero tampoco se trata de pasarse. Aunque algún qué otro calentón en mitad de la calle nos ha dado. Me acuerdo qué hace apenas tres días lo hicimos en los baños de un chino. Oh sí.

-Pues entonces, vamos a dormir, pingüinito.

-Quiero un beso primero, princesa.

-Eso sabes qué lo tienes las veinticuatro horas del día.-Sonreí.

Me acerqué más a él y bese sus labios. Con detenimiento, con dulzura. Pero el beso se volvió salvaje cuando en un descuido, yo, metí mi lengua dentro de la boca de Justin. Él se lo tomo bastante bien por qué respondió. Sus manos fueron metiéndose por dentro de mi camisa de asillas. Sus manos calentitas. Ugh, se me eriza la piel. Sus manos haces pequeñas caricias en mi espalda. Las pasa para delante, hacía mi tripa.

-Justin…para.-Le pido susurrando.

-¿Por qué?-Me da un beso en el cuello.

-Porque sabes perfectamente qué no llevo sujetador y como sigas tocando acabaremos haciéndolo.

-Eso quería…pero bueno. Para tu cumpleaños tendrás el mejor polvo de tu vida.-Dijo sonriendo como un niño pequeño.

-¡No hay quien te entienda!-Le grite y me eche a reír.

-¡Y tú estás loca!-Río conmigo.

-Ya, vamos a dormir, coño.-Le dije sin parar de reír.

-Las chicas buenas no dicen palabrotas.-Me reprendió.

-Jussy, sabes qué no soy buena.-Sonreí.

-Ya, es toda una malota.

-Sí, tú malota.-Reí. La verdad esa palabra es rara.

Después de una charla estúpida y sin sentido, subimos a mi cuarto. Desde hace ya tiempo Justin y yo dormimos juntos, aunque a escondidas. Bueno, a veces no dormimos.

Yo a esto le veo futuro, un futuro junto a él. Junto a mi novio. Ese chico canadiense de ojos miel qué quiero. Qué es perfecto. Y MÍO, así qué ya saben, bitches. ¡Es mío! Se mira pero no se toca.

Aunque no sé como defenderé lo qué es mío de las putas del instituto. No puedo decir qué es mi novio porque también es mi hermanastro. A saber qué cosas me depara la vida.

Llegamos a mi cuarto, nos echamos en la cama y nos tapamos.

-Buenas noches, pingüinito.

-Buenas noches, princesa.

Después de un rato, abro un ojo y miro a Justin. Dormidito como un ángel. Me levanto sin hacer el más mínimo ruido. Me acerco al armario y saco algo de ropa. Me visto, me atuso en pelo y bajo las escaleras. Os preguntaréis, ¿qué cojones haces esta? Pues bien. Ahora me voy al trabajo, si el de stripper. Esto lo hago cada día, a la misma hora. Por eso intento hacer qué Justin se duerma antes.

Ahora mismo mi vida es bonita, pero con algunos problemas. Espero qué desaparezcan. Porque quiero estar junto a Justin toda la vida.